Coger el móvil para mirar el reloj digital y darnos cuenta una hora después que no solo seguimos sin saber qué hora es, sino que hemos estado mirando videos y publicaciones de vidas ajenas que poco nos aportan. ¿A quién no le ha pasado? Las redes sociales son ya una parte muy importante en nuestras vidas debido al tiempo que le dedicamos a cada aplicación. Ante tal afirmación, muchos son los que aseguran tener el control de su vida. Sin embargo, al final del día la mayoría de los móviles demuestran que un individuo pasa de media cinco horas con los ojos clavados en la pantalla.
El estar aprisionados en las redes sociales es de lo que trata la última obra 'Glup Glup Glup' de la artista de Alicante Andrea Martínez, alias Melena Androide. Mediante cinco historias, la dramaturga pone en escena la vida de personajes atravesados por la huella que la iconografía virtual está dejando sobre nosotros. Una obra que estrenará del 21 al 24 de marzo en la sala Carme Teatre de València.
Y todo ocurrió durante el confinamiento. En plena "catástrofe mundial" protagonizada por el Covid-19, la artista rescató un libro de etología de su padre y empezó a estudiar el comportamiento de los animales. Precisamente en este escenario peculiar de encierro infringido, una amiga suya le recomendó ver un programa en la plataforma Twitch, a lo que Martínez entra en esta red social y se queda anonada por lo que ve. Miles de personas viendo durante horas un directo de un streamer famoso sin hacer nada en particular.
Ante este acontecimiento, la artista comenzó a reflexionar seriamente sobre nuestra relación con las redes sociales, encontrando un parecido de este comportamiento con el de un pez en un acuario. Así nace 'Glup, Glup, Glup', una exposición friccionada de pequeños ensayos sobre el mundo actual. Su narrativa se divide en cinco historias que componen un puzzle que ilustra cómo la cultura de Internet afecta a nuestra vida cotidiana y a la forma que tenemos de expresar nuestros sentimientos.
Estar todo el día conectado también influye en nuestra forma de relacionarnos con los demás o tomar decisiones, lo que conlleva a la sensación de reducir nuestra existencia a presencias encapsuladas en pantallas de otra gente.
En este sentido, la intención principal de la artista alicantina con su puesta en escena reside en observar cómo la influencia de los recursos virtuales y tecnológicos a los que tenemos acceso influyen en el aspecto más íntimo y de las personas como la muerte, la soledad, el sexo y la identidad, así como las infinitas maneras de volverse un chiste de sí misma mediante los memes.
Sin embargo, la artista no pretende con este trabajo dar lecciones de vida a la gente, sino todo lo contrario. "Con esta obra intento huir de argumentación obvia afirmando que las redes sociales son malas y busco más bien que la gente pueda interpretarla a su manera y sacar sus propias conclusiones", argumenta.
¿De lo real a lo virtual?
Sobre su relación personal con las redes sociales, la artista de 30 años afirma estar adicta "como buena persona de esta generación" que pasa horas en distintas aplicaciones sin ni siquiera darse cuenta. Sin embargo, argumenta que procura cada vez más apagar o apartar el móvil en muchos escenarios de la vida cotidiana para "disfrutar del momento".
[Instagram, la red social donde más casos de violencia de género se registran]
La obra no solamente encuentra su fundamento en una experiencia propia, sino también se ve influenciada por estilos, recursos y narrativas audiovisuales como el loop, el slowed and reverbered y el dreamcore. Unas narrativas que se asemejan a algunas series ambientadas en el futurismo y en la relación de las personas con la tecnología como la conocida Black Mirror y a otras series del género true crime.
Huir de alarmismos
A pesar de centrar su trama en la relación de las personas con las redes sociales, Martínez se ve optimista acerca del devenir de la humanidad con respecto a las nuevas tecnologías. "Hace falta mucha educación y pedagogía", asegura.
Chat GPT es una herramienta que cada vez más personas usan en su día a día y a la cual también recurren algunas empresas para agilizar algunas tareas. Sin embargo, a ojos de la artista "Chat GPT no es tan bueno y nunca tendrá la capacidad creativa ni las emociones que tenemos los humanos". Una reflexión que sentencia con una pregunta retórica: "¿Y si todas estas nuevas herramientas tecnologías que nos asustan ahora sirvieran en realidad para darnos cuenta de la importancia del contacto humano?"