La voluntad de escribir de nuevo sobre caballos ha acabado llevando a Gonzalo Giner a replantear la figura de Saladino, el sultán de las cruzadas. Así lo ha presentado este viernes en la ciudad de Alicante, donde vuelve por tercera vez a las Veladas Literarias del Maestral, ahora con La sombra de los sueños.
Antes de llegar al siglo XII para hablar de las guerras santas por Jerusalén, el objetivo original del escritor era quedarse en el siglo XI España con El Cid. "Esta novela la quería hacer sobre Babieca, pero tuve un problema técnico", cuenta sentado en la terraza del restaurante sobre el corcel, "se supone que están enterrados en un monasterio a las afueras de Burgos, pero el duque de Alba en 1945 hizo una excavación y no los encontró donde se supone que debían de estar".
Así que su interés por hablar de caballos históricos que "casi hicieron el mismo nombre que los jinetes" le llevó a Oriente y al líder del Islam que unificó Oriente Próximo. Eso sí, lo hace alternando su historia con otra actual en la que parte del encargo de un acaudalado emir para "robar lo que no debería ser robado".
Un punto de partida que le permitía elegir a su protagonista, Sarah, y cómo conforma un variado equipo para un robo espectacular en el que incluirá a una especialista en zooarqueología y dos científicos relacionados con la genética. Un cóctel en el que el agitado pasado y presente de cada uno de ellos dará mucho juego en una trama que plantea revivir a la yegua que cabalgaba Saladino.
Y por eso se siente especialmente orgulloso y aprovecha para recalcar que "esta es la novela que tiene mejores tintes para una película o serie", aunque de momento está a la espera de una oferta en firme para que así sea. El autor de la exitosa El sanador de caballos y la premiada La bruma verde, considera que esta es "la más compleja porque tiene muchas piezas y complicadas de articular entre sí para que tengan sentido porque intento despistar al lector de lo que realmente está pasando".
Las referencias que maneja en sus personajes con la guerra santa, el Mosad o China podrían salir perfectamente de un noticiario. Y, de hecho, de algunas saca inspiración para crear alguno de estos caracteres. Pero fue un libro de Tariq Ali el que le aportaría más claves, El libro de Saladino.
La visión de este líder desde la perspectiva árabe enriquecía la imagen al incluir su correspondencia con el judío sefardí Maimónides. "En esas cartas es donde aparece la persona y donde se explican la habilidades de alguien al que de pequeño le encantaba la poesía y quería haber sido un hombre de religión, pero la vida le fue empujando por otras direcciones hasta acabar como sultán de El Cairo y pasa al sultanato de Siria", explica.
Giner aprovecha ese retrato para construir el suyo propio, incluyendo a la figura de la madre de Saladino. Y que tendrá una influencia fundamental cuando el hijo le plantea que "no quiere matar a nadie más y no producir más dolor con las guerra". Es ella "la que le pone las pilas y le dice que tiene un destino: echar a los herejes y utilizar la espada porque es el brazo armado de Alá".
En las batallas, Saladino llegará a enfrentarse en la tercera cruzada con el rey inglés Ricardo I, Corazón de león. Un enfrentamiento en el que el líder árabe demostraría su caballerosidad con el enemigo, "enviándole sus médicos personales, hielo para bajar la fiebre y caballos". Un conjunto de hecho por los que Giner le define como un ser "generoso y que no es vengativo" que será clave en esta novela de aventuras.