Alicante

Santa Pola recibe en verano a miles de turistas de todas partes de España, con una especial atracción hacia viajeros llegados de Madrid que buscan disfrutar del Mediterráneo. Entre sus playas y paseos, hay un espacio de la villa marinera que rompe la monotonía del paisaje con un nombre que resuena en todo el mundo del fútbol: la avenida Santiago Bernabéu, donde se ubica una cala con su mismo nombre.

El vínculo entre este rincón de la provincia de Alicante y el legendario jugador, entrenador y presidente del Real Madrid podría parecer una simple anécdota. Sin embargo, detrás de este homenaje se esconde una profunda relación entre la leyenda blanca y la localidad, donde encontró su pequeño paraíso personal, desconectando de la exigencia que rodea al balón y disfrutando, como hoy hacen otros miles de forasteros, de los placeres de la zona.

El flechazo entre Bernabéu y Santa Pola ocurrió hace un siglo con motivo de la fundación del Elche Club de Fútbol, como recuerda Santiago Gambín, mítico periodista vinculado al club franjiverde.

Gambín señala que en los años 20 el nuevo club invitó al Real Madrid a disputar dos partidos en su campo, entonces conocido como el campo de don Jeremías. Eran tiempos en los que el fútbol apenas comenzaba a consolidarse en España, y las expediciones futbolísticas tenían un aire de aventura.

Fue en una de estas visitas, en 1924, cuando Santiago Bernabéu se encontró por primera vez con las playas vírgenes de Santa Pola y quedó impresionado por su aspecto desértico y la tranquilidad de la zona.

"Lo que hoy conocemos como la avenida Santiago Bernabéu era en aquel entonces un paraje deshabitado", asegura Gambín, quien junto a otros referentes del periodismo de la provincia como Pascual Verdú, Juan Gerona y Paco Más, eran recibidos en la casa que el madridista compró en primera línea de playa para comer en verano y hablar de fútbol.

El trato cercano

Gambín asegura que "era habitual verle por ahí todos los veranos. Nos recibía siempre de forma muy poco ceremoniosa, con su camisa desabrochada y pantalón corto, algo que en la época actual sería imposible por culpa de los gabinetes de prensa".

"Nos reuníamos en el porche, charlábamos por la tarde, compartíamos una comida con él y su esposa María, y luego cada uno regresaba a su casa. Bernabéu siempre mostraba una gran deferencia hacia la prensa de Alicante y de Elche", apunta.

Retiro veraniego y residencia

No tenía un yate ni tampoco un gran barco, le bastaba con una sencilla barquita llamada 'Saeta Rubia', apodo que también se le daba a Alfredo Di Stéfano, para disfrutar de la paz que le ofrecían el mar y la pesca.

La barca de Bernabeú con la que pescaba en Santa Pola.

Natural de Almansa, encontró en Santa Pola una ubicación ideal para desconectar del bullicio de Madrid, y años después, aún siendo el dirigente del Real Madrid, estableció allí su residencia fija.

En una entrevista realizada en 1974 en su casa de la playa, le preguntaron a su mujer dónde su marido tenía mejor humor, si en Madrid o en Santa Pola. Ella respondió que en el pueblo alicantino, porque aquí tenía menos "preocupaciones".

La población ganó fama nacional porque se convirtió en un punto de encuentro informal para amigos, periodistas y allegados, e incluso en un enclave para negociar fichajes.

Su presencia en la localidad ayudó a consolidar un turismo de madrileños que veían en este pequeño rincón de la costa alicantina un lugar de peregrinación casi místico. Los periódicos, radios y medios de la época realizaban reportajes con frecuencia sobre el paso de la leyenda blanca por el municipio, generando una inpagable campaña promocional de la villa marinera y un márquetin gratuito que repercutió en el turismo local.

Las anécdotas sobre sus estancias en su finca "El Palmar", sus negociaciones veraniegas con jugadores y su influencia en la vida local son hoy parte del folclore de Santa Pola.