Ícaro y Agamenón, dos de las esculturas emblemáticas de Alicante.

Ícaro y Agamenón, dos de las esculturas emblemáticas de Alicante.

Cultura

¿Por qué hay un Ícaro y un Agamenón en la ciudad de Alicante?

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En 2002, el Ayuntamiento de Alicante publicó La escultura pública en el espacio urbano de Alicante, un monográfico de la conservadora del MACA, Rosa Castells, en el que se repasaban los hitos escultóricos de la ciudad. Dos de los últimos, El torso de Agamenon II de Carlos García Muela y El regreso de Ícaro con su tabla de surf, de Esperanza D'Ors Führer, estaban dedicados a antiguas leyendas griegas.

Tras un largo periodo cuando la escultura urbana formaba parte indiscutible del desarrollo y la extensión urbana, señala Castells en su estudio, "a finales del siglo XIX la escultura pública cae irremediablemente en una profunda crisis y los artistas más vanguardistas rechazarán esta vertiente pública de la escultura. De hecho, nunca quisieron intervenir en aquellas obras de ornato de las ciudades menospreciando así el arte escultórico monumental".

Un hecho que cambió hacia los años 70 del pasado siglo en la que "quiere volver a recuperarse esa presencia del arte en el espacio público". No obstante, "la desconexión entre la clase política y la sociedad se manifiesta en la proliferación inconexa de esculturas de distinta cualidad y calidad que ocupan el espacio urbano intentado dignificar aquellos espacios urbanos fruto del proceso de expansión urbanística", sostiene Castells.

Estas dos obras de arte tienen precisamente esas cualidades. En el caso de la obra de García Muela tuvo que ser reubicada y en el de D'Ors Führer, protegida de los actos vandálicos en una ubicación propensa a recibir un mal trato por parte de quienes no valoran el arte urbano.

Creada en 1977 por García Muela en bronce fundido a la cera perdida, El torso de Agamenón II presenta una coraza rota apoyada sobre vigas de madera desgastadas que evocan en el público la imagen de héroe griego derrotado pero aún así, regio y fuerte. Se trata de una escultura que formó parte de una serie más amplia denominada "Torsos" que el autor comenzó a principios de la década de los 70.

Adrián Santos visitando el Busto de Agamenón junto a los vecinos de La Albufereta.

Adrián Santos visitando el Busto de Agamenón junto a los vecinos de La Albufereta. Ayuntamiento de Alicante

En 1999 el Ayuntamiento situó esta espectacular obra que había costado más de 8 millones de pesetas en la Plaza del Mar, a la entrada norte de la ciudad. Pero en 2001 la reubicó en la Plaza Ruperto Chapí, junto al Teatro Principal. En 2020, con la rehabilitación de la plaza, el entonces concejal de urbanismo dispuso trasladarla a la glorieta de la Albufereta situada frente a la parroquia de Santiago, donde actualmente luce en todo su esplendor.

Por su parte, con cuatro metros de altura de bronce con aluminio fundido, El regreso de Ícaro con su ala de surf (1999), parece emerger del mar allí donde España mide oficialmente la cota cero para todo su territorio. A diferencia del Ícaro mitológico, éste ha cambiado sus alas pegadas con cera por una tabla de surf y parece querer volver a tierra por el Muelle de la reina.

El regreso de Ícaro con sus tabla de surf, en Alicante.

El regreso de Ícaro con sus tabla de surf, en Alicante. Ayuntamiento de Alicante

En este caso, la obra costó poco menos de 8 millones de pesetas y fue adquirida junto a la Autoridad Portuaria, que ejecutó el pedestal que la sustenta. En 2020 tuvo que ser protegida de un "reto viral" que consistía en saltar desde la escultura al muelle sin mojarse.