La foto de familia de la tertulia El Filandón en su celebración de los quince años.

La foto de familia de la tertulia El Filandón en su celebración de los quince años. Cedida

Cultura

Quince años leyendo y escribiendo cuentos, la tertulia de Alicante que "dura porque nos lo pasamos bien"

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"Cuántas palabras caben en una copa de vino", cuenta Víctor Andrés que es el lema de la veterana tertulia cultural El Filandón. Y en este encuentro, que ha cumplido esta semana su quince aniversario, han contado muchas de ellas igual que han disfrutado de comida y bebidas.

"Hemos estado calculando que en estos quince años hemos hecho unas 375 tertulias", cuenta. Y como en ellas se presentan relatos propios, "una media de diez", el resultado impresiona: 3.750 cuentos.

La creatividad se dispara aún más porque hay que sumar "la poesía, que raro es que no haya cuatro poesías cada tertulia". Al seguir con los números sobre tanta creatividad, "entre poesía, escritos y ensayo —que alguno ha venido—, creo que andamos cerca de los 5.000 bichos".

Los fríos números no reflejan el calor y el humor en que estos bichos han crecido. "La gente se piensa que esto es gente sesuda que viene aquí y nada más lejos de la realidad. Por eso dura, porque nos lo pasamos bien", recalca.

Y cualquiera que se haya acercado lo puede comprobar en esta cita quincenal que empezó en la Bodega Adolfo, pasó por el hotel Abba y ahora sigue creciendo en el bar El Godo, donde se siguen mezclando los cuentos con el vino y comida.

El nombre de este último local sirve de ejemplo de la semilla que se planta con cada encuentro. La escritura de esos cuentos ha ido animando a varios a publicar libros. Uno de ellos, el propio Andrés cuya novela es la que le sirvió para bautizar el bar de tapas.

"Ya pasamos de la decena ya de gente que han venido a la tertulia, que han publicado, y casi todos animados por ella", señala orgulloso. "Y alguno ya más de uno; yo mismo tengo cuatro", añade. Un legado que va más allá con miembros tan reconocidos como el poeta José Luis Ferris o la novelista Marina Mayoral.

Ahora uno de los más fieles miembros de la tertulia y su lector oficial durante muchos años, Miguel Sarceda, "está intentando compilar" esos relatos que se han llevado a ellas. Su cuidado por conservarlos es lo que está haciendo posible la digitalización de los "legajos y legajos" que conserva aunque Andrés ya anticipa que aún hay "un caos tremendo". 

"Esto, al que le gusta, es como la miel a las abejas. Es un puntín que hay que ir ahí", valora. Con más de diez escritores entre las ciento cincuenta personas que estiman han pasado por estas citas, "tenemos, por lo menos, la honrilla de haber escrito un libro y alguno de poesía, que tiene muchísimo mérito, alguno de novela y ensayo".

Lo mejor y lo peor

Quince años dan para mucho y el responsable de El Filandón no duda al señalar que los peores y mejores momentos llegaron con la pandemia. Primero porque las restricciones impidieron el contacto físico, lo que llevó a "un amago de tertulia telefónica, era un poco caótico, pero el grupo en el WhatsApp se mantuvo muy unido".

Y cuando ya se podían reunir "con todas las medidas y todo", valoraron lo perdido porque "la gente tenía ganas de encontrarse y de celebrar, porque al final la tertulia es celebrar alrededor de una excusa fantástica, como son los libros y las letras, para poder vernos amigos y hablar de cosas que nos unen".

"Hay un poco de todo. Es una cosa muy chula. Muy chula porque genera mucho cariño de todos los de la tertulia", concluye.