Con 79 años, Neus Agulló es la actriz del momento en el Festival de Cine de Alicante. Acaba de ganar el premio a la mejor intérprete por L'àvia i el foraster, la triunfadora del certamen con cuatro galardones y aparece en otros dos cortometrajes, Sola e Insurrección.
"No me lo esperaba ni loca. Creía que nadie se acordaba de mí", asegura risueña. Pero, como también concede, este papel con el que acaba de conseguir el premio se lo escribieron expresamente después de participar con un personaje secundario en la serie de À Punt La forastera.
Una llamada de la productora Mila Luengo fue la que le dio la noticia. En ella le contaba que estaban Sergi Miralles, el director de la mencionada serie, y ella pensando durante el parón de la pandemia qué hacer. "¿Y si hacemos una película para Neus?", le dijeron. Ella se sorprendió ante la propuesta, pero, más aún, al recibir el guion que habían escrito.
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A través de una comedia costumbrista protagonizada por Carles Francino cuentan una pequeña historia del racismo cotidiano que parte de la amistad entre la abuela de este joven, que emigra a Reino Unido para trabajar, con el frutero pakistaní, que interpreta Kandarp Mehta y que también ha ganado el premio al mejor actor.
Agulló valora la forma en que se aborda el problema y recuerda una anécdota que vivió en su Alcoy natal durante una clase de aquagym. "Escucho a las mujeres mayores —que son más jóvenes que yo, pero no tengo nada que ver con ellas— hablando de los moros y las moras. Y un día no me pude aguantar porque una decía que cuantos más hijos tienen, más cobran. Y le dije que nadie deja su casa arriesgando su vida en una patera, que mueren con hijos y todo en las aguas, así que cuando vienen es que no pueden vivir donde están".
La contundente respuesta de Agulló no se quedó ahí porque, como recuerdan en la película a través de su personaje que tuvo que migrar a Francia a trabajar con las complicaciones que encontró, el racismo de hoy día olvida la situación de la sociedad española en las décadas pasadas.
"Los castellanos, a la sierra"
La conversación de Agulló con la vecina prosiguió para reflejar una cuestión poco tratada, el recibimiento de la migración del campo a la ciudad durante el franquismo. A la mujer nacida en Córdoba que protestaba sobre los magrebíes la veterana actriz le recordó lo que se decían cuando llegaron: "Cuando viniste a Alcoy ¿qué pasaba? Que decían 'los castellanos a la sierra' porque vinisteis toda Andalucía porque en Alcoy había mucho trabajo".
El habitual tono dulce de Agulló se endurece al recordar el racismo que había entonces. Y ahí señala con orgullo como su padre, que era encargado de una de las múltiples fábricas textiles sí ofrecía empleo a los recién llegados. "Y se le tiraron todos encima porque los trabajadores de la fábrica le decían 'Antonio ¿cómo no le das trabajo a uno de Alcoy y le das trabajo a un castellano?'".
Agulló recuerda vívidamente aquel episodio y el ejemplo que dio entonces su padre y que aún le sirve hoy día para abordar estas ediciones. "Mi padre dijo: 'yo soy el encargado y cuando hacemos el tercer turno, me paso toda la noche cogiendo hilos y todos los de Alcoy estáis durmiendo sobre las balas y desde que está este castellano que decís vosotros, somos dos cogiéndolos. Lo he contratado, una, porque lo necesitaba esa familia, y, otra, porque me ha demostrado que es buen trabajador'. Y llegó a ser contramaestre".
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La cara de las compañeras de aguagym al describir con esa claridad y crudeza el comportamiento xenofóbico, se reproduce en alguna escena de la película al retratar lo que sucede con el frutero pakistaní. "Y así que cuando leí el guion pensé que la gente que no pensamos que si es buena persona o bien educada, ¿qué más da de dónde venga? A una persona que ha venido de fuera ¿por qué hacerle todos esos feos que se pueden hacer? Eso es una cuestión de educación".
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