Ansiedad e inseguridad son los principales problemas que les causa a adolescentes y jóvenes españoles el estar una semana sin su teléfono móvil. Esta es la conclusión principal del proyecto de investigación nacional I+D+i ‘El uso informativo de las redes sociales por parte de los jóvenes españoles: consumo incidental de noticias, condicionantes tecnológicos y credibilidad de los contenidos periodísticos’, en el que participa la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche. El experimento con un centenar de voluntarios participantes, pionero en Europa, abarca edades comprendidas entre los 15 y 24 años.
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El estudio ha sido liderado por los profesores de la Universidad de Málaga Pedro Farias y Bernardo Gómez y se ha centrado en monitorizar durante tres semanas el uso del teléfono móvil de este grupo de edad tan clave, incluyendo una semana completa de desconexión digital.
El estudio parte de la idea de que el móvil es una herramienta indispensable para desenvolverse en la sociedad actual y que las redes sociales en el móvil son la herramienta utilizada principalmente (casi en exclusiva en numerosos casos) para mantenerse informados y acceder a las noticias.
De ahí, la necesidad de conocer el comportamiento de jóvenes ante el uso permanente del dispositivo. Durante la primera semana de análisis, el alumnado utilizó su móvil de la forma habitual y se detectó que el tiempo medio para todo tipo de usos del dispositivo telefónico se elevaba hasta las cinco horas diarias y que, de estas, cuatro se dedicaban exclusivamente a las redes sociales. En posición más destacada aparece WhatsApp; en segundo lugar, figura Instagram; y en tercer lugar TikTok (en constante aumento como único canal informativo para los más jóvenes).
En la segunda semana, la más complicada para el casi centenar de participantes, se les instó a proceder a la desconexión total de su teléfono móvil. Para profundizar en el experimento, el alumnado escribió durante este proceso un diario y contestó a diversas encuestas. Las sensaciones experimentadas ante la falta de este dispositivo van desde la incomodidad, la ansiedad, la inseguridad y la dependencia hasta la liberación.
En la tercera semana de estudio se comprobó si había aumentado o disminuido su uso y, especialmente, su consumo de información y entretenimiento. También, se analizó en qué medida el experimento había afectado a sus rutinas: “Ver a todo el mundo con el móvil en el transporte público me creaba necesidad de usarlo”.
Tras una semana sin teléfono móvil, los jóvenes volvieron a unos niveles muy similares de consumo y, en algunos casos, se incrementó de modo puntual, pero reconocieron que el estudio les había servido para darse cuenta de su enganche al teléfono y de que toda su vida se encuentra en su dispositivo. Tras el experimento, los jóvenes son conscientes de que el móvil les resta tiempo y les priva, en muchas ocasiones, de sus relaciones familiares en casa.
Acceso a la información
También, se monitorizaba cómo es el acceso a la información que los jóvenes reciben en el móvil vía redes sociales, servicios de mensajería como WhatsApp o las notificaciones de los medios de comunicación. Algunos de los comentarios de los jóvenes han sido “gracias al móvil las noticias llegan a ti y tú no tienes que buscarlas”; “¿comprar el periódico? No sirve de nada comprar algo que ya ha pasado y que en la web está la última hora; “al estar sin móvil y tener que entrar directamente en las webs, sí que me obligaba a buscar, leer... y me he sentido más informada”.
La semana sin su teléfono, también, ha sido positiva desde el punto de vista familiar. Según el equipo investigador, el aislamiento era hasta entonces moneda común, aunque los comportamientos empezaron a cambiar tras esta experiencia que a muchos de ellos les ha marcado. “Cuando estoy en mi casa, después de cenar, me voy a mi cuarto a ver TikTok y al no tener móvil he hecho más vida en familia”.
También han sido relevantes los comentarios acerca del impacto de estar sin el móvil en los estudios: “me ayudó mucho el estar sin móvil; hice todos los trabajos en menos tiempo”, destacó uno de los jóvenes. La lectura también se fomenta si no se utiliza el dispositivo.
Un primer acercamiento
En suma, se trata de un primer acercamiento de un estudio que forma parte de un proyecto global sobre el comportamiento de los jóvenes y la credibilidad de la información en redes sociales. También, analiza los riesgos de la mala dieta informativa de este segmento de la población, cuyo consumo informativo se centra casi en exclusiva a través de las redes sociales.
Los miembros del equipo se reunieron con representantes de las AMPA y los directivos de los centros para explicarles el objetivo de la investigación. El proyecto prevé la publicación de una guía sobre el uso del teléfono móvil, así como la creación de un informe anual sobre los jóvenes y las redes sociales que puede servir para conocer de forma más detallada cómo utilizan este dispositivo y mejorar la necesaria alfabetización mediática de los jóvenes.