Alicante

Se acerca septiembre y un nuevo curso. El fin del anterior llegó con la propuesta para activar con el fin del verano la Cartera Digital Beta, el proyecto del Gobierno para controlar el acceso a contenidos de adultos en línea. La intensa polémica al respecto obvió para los expertos en Alicante de la ONG Sexólogos sin fronteras la importancia de formarse: "La pornografía se beneficia de la falta de educación sexual".

Iracy Llinares Alves insiste en esa idea al abordar el plan del Gobierno: "Lo que se pretende es algo que tiene que ver con la educación". Y a partir de ahí transmite su preocupación por "la pornografía que no es ética: habría que reflexionar en torno a ella porque el sexo explícito no tiene ninguna connotación negativa a no ser que veamos el sexo como algo negativo. El problema es qué contenido se está creando".

Parejo a ello va la educación sexual. Esta se supone que es un área transversal en el sistema educativo, lo que como ya señalaba la propia Llinares hace que se pierda entre las asignaturas "y tienes que educar a todas las edades, adaptado para cada una de ellas". "No se le está dando lugar a que sea algo realmente eficaz porque se limita a una sesión y no da tiempo", lamenta. A lo que suma que, habitualmente, estas charlas no las dan psicólogos especializados en sexología

De ahí que Llinares Alves plantee que una manera de abordar con rigor esta cuestión tendría un lema sencillo: "Más educar y menos prohibir, que se invierta en la educación sexual en la educación formal si nos queremos poner serios con ese tema". Como recuerda, "los profesionales de sexología estamos para asesorar también a las familias, son ellas las que luego dirán si hay solución con este pasaporte o esta limitación por internet".

Jorge Pérez Ferrer destaca "la importancia de que la sexualidad sea un aspecto más y que normalicemos, pero que se sepa que tiene un aspecto de intimidad". De forma que "el pequeño tenga un sitio donde resolver sus dudas" y que este no sea el porno de fácil acceso en los móviles que les dejan sus padres. "De alguna manera tiene que llegar esa información", recalca, "primero porque necesitan esa información y porque los adultos también la necesitamos".

Ahí tercia Llinares Alves enlazándolo con su preocupación inicial de "un tipo de pornografía que no quiero que la vea un niño pero tampoco un adulto. Si el adulto consume un tipo de pornografía irrespetuosa o violenta, ¿por qué no se persigue ese contenido? ¿Queremos esa erótica irrespetuosa, que no sea igualitaria, que sea desagradable?". Lo que también la lleva a reflexionar qué supone para el menor que ve ese contenido y lo asimila a "juegos de adultos".

Un ejemplo refleja las consecuencias de ese contenido sin filtrar y sin preparación: "Si intentamos hablar más del abuso sexual y de cómo prevenirlo, hacer un video del abuso sexual como algo erótico…". Por eso cree que "la pornografía se beneficie de la falta de educación sexual".

Pérez Ferrer subraya que "hay que enseñar habilidades sociales y expresar el no a otra persona" y "enseñar que hay zonas del cuerpo más íntimas y menos íntimas" y que "puedes dar un abrazo, pero no puedes tocar esa zona".