Etruscos, el amanecer de Roma traerá al Marq la historia detrás de una cultura que sigue fascinando a los arqueólogos por su capacidad de influencia y las cosas que aún quedan por descubrir. Entre ellas, los comisarios de esta exposición destacan el papel preponderante de la mujer en la sociedad respecto a otras civilizaciones coetáneas y el uso del vino en ceremonias.
Giuseppina Carlotta Cianferoni, del Museo Arqueológico Nacional de Florencia, destaca estos dos aspectos como una de las claves de esta exhibición creada específicamente para Alicante. Las 150 piezas que la componen convierten este trabajo en el mayor que se ha dedicado a la cultura tirrena, como los griegos la conocían, en los últimos 15 años.
Y hablar de los orígenes del vino, puntualiza risueña en el Istituto Italiano di Cultura, "merecería una exposición solo por eso". En el avance en Madrid de este trabajo, lo que sí valora es el interés que tiene ver cómo los etruscos son los impulsores de una cultura del vino que en occidente apenas se trataba.
"Los primeros intentos de cultivar el vino son muy antiguos", explica pausadamente. Y los etruscos, cuyas primeras grandes ciudades se construyeron en el siglo VII antes de nuestra era, lo trajeron de su contacto con los griegos, "quienes a su vez lo aprendían de oriente". Y ahí aprovecha para apostillar que "todos esos milagros de la agricultura vienen de ahí".
Vino y religión
El viaje que hace este forma de cultivar las vides de un extremo a otro del continente reflejan el aprecio que sentían las diferentes civilizaciones por el consumo del alcohol "porque todos los pueblos han heredado eso". Y a cada paso llega la mirada que se aportaba. Por eso señala Cianferoni que "los etruscos no descubren el vino sino lo que significaba".
La comisaria destaca la principal aportación que realiza el pueblo etrusco, "lo aprenden no solo como un elemento de consumo cotidiano sino por su uso en la religión y los ritos funerarios". Y este supone un paso fundamental en la historia de la humanidad frente a las otras civilizaciones en las que este "se consumía como cualquier bebida fermentada. Y no todas estaban preparadas por eso no era un vino como tal".
Muerte y vida
Un cambio que se aplicó, además, rápidamente. En el siglo octavo antes de nuestra era, "con las primeras colonias griegas en Italia", es "cuando empiezan a cambiar las tumbas etruscas". ¿Qué es lo que se ha descubierto de una cultura que dio mucha importancia a la muerte? Igual que en otras civilizaciones, los fallecidos estaban acompañados por diversos objetos.
"Y empiezan a aparecer con materiales que sirven para consumir el vino". De las diferentes excavaciones que se han hecho, y en el caso del Arqueológico Nacional de Florencia son muchas por su dilatada trayectoria y prestigio en esta materia, se sabe que no eran objetos preparados al azar.
"Cada forma tenía un destino diferente", indica. Igual que tenemos en la actualidad vasos para tomar agua y copas para el vino, así lo hicieron los etruscos. "Todo es una ceremonia en la que el momento más importante se reserva para el vino", afirma Cianferina.
Más allá del claro interés que mostraron por la muerte está también el que han dejado por la vida. La comisaria lo valora en particular porque en él se sabe también que además del consumo del vino se diferenciaban de otras culturas, como la griega y la romana, en la integración de las mujeres. "La peculiaridad es que en el banquete etrusco participaban. Y es un momento social importante en el que se habla, cuando hablan los más destacados socialmente".
El trabajo en Alicante
Manuel Olcina, director del Museo Arqueológico de Alicante, escucha atentamente las explicaciones que hace su compañera. Y remarca una de las ideas que quiere transmitir con esta muestra. "El mundo mediterráneo es una explosión de costumbres que se adaptan y se renuevan".
Esa será la base en la que se apoyará Huellas etruscas, la exhibición que prepararán desde Alicante para acompañar la llegada de Etruscos, el amanecer de Roma. De las piezas extraídas de diferentes puntos de la provincia y que se exponen en museos como el de Xàbia, Vilamuseu o Guardamar y de los fondos propios, componen un itinerario que explica la relación de los tirrenos con la península.
Olcina explica que "esta exposición sí que ha puesto de relieve que en el sur de la provincia es donde hay un mayor contacto con la cultura etrusca, igual que lo hay con las otras culturas". Es gracias a los fenicios que llega el comercio de sus obras y sus costumbres, hasta el punto de ser "un foco importante que luego se heredará en la cultura ibérica".