El pasado jueves 31 de marzo ADDA Simfònica se sumergió y se empleó en sondear las profundidades del particular y ecléctico universo musical de uno de los grandes compositores de finales siglo XIX. Este es el heredero y receptor de la tradicionalmente llamada música alemana de la escuela vienesa, Gustav Mahler, el músico en eterno conflicto.

Su música se caracteriza por la mezcla e influencia de diversos estilos y una lucha interna por la determinación de controlar, mediante la forma y la estructura, su tendencia a los excesos en la expresión de su fantasía y sensibilidad. Así obtiene como resultado un lenguaje melódico donde conviven intrínsecamente relacionadas sus ideas poéticas con las metafísicas y las religiosas.

El reto en esta ocasión se trató de una de sus obras más conocidas por el público: Das Lied von der Erde. Este ciclo de canciones compuesto para dos solistas vocales y orquesta presenta la estructura de una sinfonía en seis movimientos independientes. Destaca considerablemente en ella el empleo de elementos orientales, un lenguaje melódico pentatónico y el uso de escalas de tonos enteros, tendencia ésta muy en boga y explorada, mayoritariamente, por los compositores franceses de la época. Esta será la obra que constituirá el comienzo de la última fase creativa del compositor.

La ADDA Simfònica ha contado para abordar un proyecto de tal envergadura con la presencia de dos solistas de aclamada trayectoria internacional: el tenor Ramón Vargas y la mezzosoprano Stefanie Iranyi.

Fuerza y ensimismamiento

Como suele ser característica y sello personal del maestro Josep Vicent, irrumpió en el escenario con una fuerza y energía que desbordó al solista, un tenor magnífico, de reconocida trayectoria internacional, que, sin embargo, no pudo alcanzar la auténtica profundidad y esencia contenidas en la obra. Mientras la orquesta discurría bárbara, con fuerza y decisión, el cantante parecía ensimismado en el papel.

El público únicamente oyó una voz prodigiosa, pero de parca expresividad y significado. Tal circunstancia dio lugar a un desequilibrio de fuerzas concertantes, que afortunadamente se fueron calibrando en el transcurso para lograr satisfactoria resolución.

Y ante gran obra, gran dama. La elegantísima presencia de Stefanie Iranyi en el escenario encandiló al respetable con su delicada expresividad. Su actuación provocó intensa emoción, sin caer en fingidos manierismos, consiguiendo que todo un auditorio la escuchara conteniendo la respiración.

Una noche más, la ADDA Simfònica demostró ser una orquesta que se crece ante la dificultad y perfectamente ensamblados luchan con tremendo espíritu de superación. Simplemente, bárbaros.

Ficha

La canción de la tierra. 31 de marzo a las 20:00 h. 

ADDA Simfònica. Josep Vicent, director titular. Stefanie Irányi, mezzosoprano. Ramón Vargas, tenor.