Alicante

Olvidado ya el susto del pasado curso, cuando el CR La Vila se salvó del descenso de forma agónica, el equipo ya vela armas para su estreno en la División de Honor ante el Amaro Aparejadores de Burgos (12:00 horas, Estadio Altamira). No llega esta primera cita en el mejor momento, ya que al grupo de Ignacio Martín Goneaga Iggy, aún le faltan bastantes piezas para completar el rompecabezas.

La plantilla ha mutado su piel de forma considerable con respecto al pasado curso, ya que se pretende desde el club dar mayor protagonismo a los canteranos con los que con tanto mimo se lleva trabajando desde hace años. A ellos se unirán cinco jugadores de Nueva Zelanda, la gran superpotencia mundial del rugby, si bien todos no estarán presentes en Burgos.

"Se irán sumando al grupo de forma progresiva. Veremos cómo se adaptan. Vienen de la otra parte del mundo, pero en teoría no deberían tener problemas", explica Iggy, para el que este primer partido es un buena prueba "para saber dónde estamos, qué nos vale y qué necesitamos".

[César Sempere: “El rugby español no puede dejar pasar el tren del Mundial para crecer”]

"La idea es que con ellos el equipo dé un pasito más. El año pasado solo dimos medio pasito, porque perdimos 12 partidos y ganamos cuatro, pero en muchos de ellos estuvimos cerca en el marcador", recuerda el exjugador de la selección española, quien admite que a su equipo le costó cambiar de papel tras haber arrasado el año antes en Primera.

"Cuesta asimilar que vas a perder muchos partidos. Incluso en los partidos tardábamos 60 minutos en jugar de poder a poder y en perderle el respeto al rival", explica el guipuzcoano, quien cumplirá su tercer año al frente del equipo, con el que ha logrado un ascenso y una permanencia.

Retoques

A pesar de los cambios en el grupo, Iggy afirma que el plan de juego de La Vila no variará demasiado. "Nos gusta jugar valientes y ser vistosos, aunque tenemos que aprender a controlar los partidos y a manejar las situaciones. En campos embarrados no es fácil jugar a la mano en todo el ancho del campo, pero debemos ser más prácticos y estratégicos", analiza el técnico, cuyo equipo ha ganado centímetros y kilos para hacer frente a los rivales.

"Queremos tener el control del juego, sentir que dominas y que juegas a lo que quieres. Y eso nos faltó el año pasado, donde jugamos partidos vistosos, pero alocados", reflexiona el preparador, para el que el objetivo único es lograr la permanencia "con menos apuros que el pasado año". "Esta temporada habrá una liguilla entre los seis últimos para evitar el descenso. Esperamos no llegar hasta la última jornada con suspense", reitera Iggy.

Para La Vila, club que conquistó la Liga y la Supercopa hace una década, esta temporada es muy especial. El club ha renovado sus cimientos, potenciado su cantera y diseñado alianzas con patrocinadores y otros clubes, como la de la sección femenina con el Akra Leuka de Alicante, en busca de fortalecer el proyecto. "Mi gran esperanza es que el primer equipo de La Vila sea el de todos los alicantinos. Lo que se ha hecho con el Akra deberíamos hacerlo con todos los clubes de Alicante, desde Dénia hasta Elche", asegura.

"La División de Honor es muy dura y nos tenemos que reforzar cada año con 15 jugadores. Nosotros ya estamos aquí, en la élite, y no debemos dividir las fuerzas. La Vila debería ser la punta de lanza del rugby alicantino y trabajar con el resto de clubes como canteras. Sería estupendo contar algún día con jugadores de La Marina, Jávea, Alicante y Elche y que todos sintieran como suyo el equipo", añade el mítico exjugador español.

Por último, el entrenador de La Vila admite que el escándalo de la eliminación administrativa de la selección española del Mundial por falsificar la documentación de un jugador ha hecho daño a su deporte. "Era un año importante porque se estaba acercando gente al rugby con curiosidad y esto puede ser una decepción. Pero como todo en la vida no ha sido un problema del rugby, sino de los hombres que cometieron irregularidades. El rugby sigue estando limpio al 99,99%", explica el guipuzcoano.

"Yo creo que no es incompatible tener una buena selección, abierta a jugadores nacionalizados que cumplan la reglamentación, pero sin descuidar el trabajo de la cantera, tal y como se ha hecho en otros deportes", sentencia.