Alicante

Este sábado arranca la División de Honor Plata, segundo escalón del balonmano español, en el que dos equipos de Alicante, EÓN Horneo y Agustinos, pelearán por cumplir sus respectivos objetivos. Uno de las grandes atracciones de la competición es la presencia en los banquillos de Fernando Latorre, que dejó atrás la liga Asobal, donde triunfó con el Benidorm, para tomar el timón del EÓN Horneo, que tras el batacazo de la pasada campaña, en la que se salvó del descenso de rebote, quiere soñar a lo grande.

Tras una pretemporada irregular, de más a menos con respecto a resultados, el EÓN Horneo Alicante se presentará en Málaga en la primera jornada como una incógnita, según reconoce su técnico. "Ni nosotros sabemos qué equipo vamos a ver. Hay un cuerpo técnico nuevo, 18 jugadores que no se conocen y 12 menores de 23 años. Tampoco tenemos claro cómo vamos a jugar y qué sistema se nos da mejor", reflexiona con sinceridad Latorre, quien pide tiempo para encajar todas piezas de un proyecto diseñado para alcanzar su máximo potencial en tres años.

A pesar de que el equipo está en plena construcción, el EÓN Horneo ha dejado muestras de que puede ganarle a rivales de Asobal, como Benidorm y Fertiberia, aunque también puede caer con claridad ante equipos de su misma categoría, como Agustinos.

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"Eso somos nosotros ahora, irregulares. No somos aún el equipo que queremos ser. Las pretemporadas, por experiencia, sólo ayudan a coger la forma, a los equipos y a los jugadores se les ve cuando comienza la competición de verdad", señala el alicantino, quien apunta que el EÓN necesitará "dos o tres meses para tener las cosas más claras".

Sin favoritismos

"Ahora tenemos dos caras. Podemos ganar en Málaga y no sería raro, pero también podemos perder y tampoco sería sorpresa", reitera el entrenador, quien considera una ventaja para su equipo comenzar la liga fuera y ante un rival potente para no tener la presión de tener que ganar "sí o sí" en casa.

A diferencia de anteriores proyectos, el EÓN Horneo Alicante arranca este año sin el cartel de favorito que él mismo se colgó del cuello -y que acabó pesando como un yugo- en anteriores campeonatos. "Nos viene bien no estar entre los candidatos al ascenso, pero es que además es la pura verdad", aclara Latorre, quien señala a Guadalajara o Cisne, equipos recién descendidos que mantienen el 80% de su plantilla, como los rivales a batir.

"Además, esta categoría es muy especial, hay menos ‘balonmano’ porque también influyen otras cosas que no tienen que ver sólo con el juego. Ambientes, pabellones, rivales… Tenemos chicos muy jóvenes que son aún proyectos. No sabemos cómo van a responder a situaciones de presión y a los momentos calientes de los partidos. Eso sólo se descubre jugando. No es sólo cuestión de jugar bien, hay que ser competitivos", señala el técnico, quien admite que el nuevo sistema de competición, todos contra todos, le da margen al EÓN Horneo para ir creciendo.

"Treinta partidos son muchos y hay tiempo para evolucionar, pero está claro que todos queremos ganar lo antes posible", confiesa el alicantino, quien reconoce que su gen competitivo le lleva por naturaleza a mirar "siempre para arriba en la clasificación".

"No podemos marcarnos metas. Tenemos que ganar todo lo posible antes de llegar al último tercio de la Liga y una vez allí miraremos a lo que se puede aspirar", argumenta el alicantino, quien, pese a la incertidumbre que le genera su nuevo proyecto, asegura sentirse "feliz y realizado" como entrenador. "Me encantan estos retos y para mí es una motivación extra construir algo grande desde cero", concluye.