La vida da muchas vueltas, y si no que se lo digan al peleador de Alicante Franco Tenaglia. El luchador se ha sobrepuesto a innumerables desafíos y penurias desde que salió de Buenos Aires, y ahora está a tan solo un paso de convertirse en la nueva estrella del excampeón y leyenda de la UFC, Conor McGregor.
Tenaglia es conocido como El Rey de la Calle por su fortaleza física y mental, y por no temerle a nada. Tras proclamarse campeón europeo de bare knuckle en peso ligero de la compañía Bare Knuckle Fighting Championship (BKFC), de la que es copropietario McGregor, ya se prepara para el combate por el título mundial.
La gran cita será en Marbella el próximo 12 de octubre, donde se enfrentará al actual campeón, Tony Loco Soto, en lo que será el primer gran evento en España de bare knuckle, un deporte que consiste en boxeo sin guantes.
Con la reciente compra de parte de la empresa BKFC, el excampeón irlandés ha dado un gran impulso a la promotora gracias a su enorme repercusión y a sus millones de seguidores. Ahora, busca a su favorito para que sea la imagen de la compañía.
Tenaglia se encuentra ante la oportunidad de su vida. Una victoria le separa de convertirse en el ojo derecho de quien es considerado el peleador de MMA más influyente de todos los tiempos y referente de millones de luchadores, entre ellos Ilia Topuria.
McGregor quiere una cara visible para su empresa y desde el primer momento ha mostrado predilección por Tenaglia, de quien subió un vídeo en redes sociales mostrando su espectacular knockdown en su último combate en BKFC.
El irlandés afirmó en la rueda de prensa de presentación de la pelea, celebrada el pasado julio en Marbella, que la compañía tiene "increíbles peleadores. Es un deporte en ascenso y quiero convertirlo en un cohete que llegue hasta la luna".
"Las empresas que tengo y apoyo siempre han sido aquellas en las que creo. Busco oportunidades que signifiquen algo para mí. Por eso, cuando ves mi nombre vinculado a Bare Knuckle Fighting Championship, sabes que estoy realmente comprometido con el negocio y con llevarlo a las alturas absolutas del éxito", apuntó.
Ascenso
Pero para entender cómo Tenaglia ha llegado hasta el gimnasio Climent Club de Alicante y se ha convertido en un fenómeno con millones de seguidores que está a punto de dar el salto definitivo en su carrera, es necesario remontarse a sus inicios.
A sus 27 años, ha vivido mil vidas en una. Ha sido rico y pobre, ha dormido en la calle, en una lujosa casa de Londres y en la cárcel, ha peleado en clubes de estriptis y en las mejores compañías, ha trabajado para la mafia albanesa y ha estado a punto de morir en varias ocasiones.
Tenaglia vive ahora su mejor momento, pero no siempre fue así. Antes de convertirse en uno de los peleadores más famosos de España, tuvo que ascender desde lo más bajo.
Para él, pelear es "un estilo de vida, es por lo que me levanto cada día. Desde que nací siento que es lo mío, es algo muy loco, lo tengo dentro, es ancestral, no recuerdo un día sin querer pelear. Me preparo todos los días y estoy acostumbrado a los golpes sin guantes, tengo muchas peleas callejeras", señaló en una entrevista antes de su último combate a EL ESPAÑOL de Alicante.
Comenzó a pelear en clubes y en entornos clandestinos en Gales tras un fallido viaje a Nueva Zelanda, y después de trabajar unos meses en Canarias. Cuando se quedó sin dinero y no pudo pagar el hostal, tuvo que dormir en su gimnasio por las noches y en un parque.
Mafia albanesa
A través de contactos en esos entornos clandestinos, se trasladó a Londres y comenzó a trabajar para la mafia albanesa. Sin embargo, todo se torció cuando fue enviado a Alemania para vigilar una casa donde se cultivaba marihuana y evitar robos.
Ese encargo le costó seis meses de cárcel, pero paradójicamente le hizo escalar posiciones en la organización debido a la lealtad demostrada. De vuelta en Londres, nunca dejó de entrenar, y como consecuencia de su 'ascenso', comenzó a ganar más dinero y a vivir en un lujoso apartamento de la capital británica.
Más dinero implicaba más riesgo. Las misiones que se le encomendaban eran más esporádicas, pero también más peligrosas, llegando en varias ocasiones a estar a punto de morir en ataques de bandas rivales.
Tras palizas, persecuciones con machetes y un atropello casi mortal, decidió apostar todo por su sueño de ser peleador y dejar la mala vida, lo que le valió amenazas a punta de pistola.
Finalmente, llegó a Alicante, ciudad que él mismo considera "la mejor del mundo", para entrenar en el Climent Club de los hermanos Climent. Este gimnasio se ha convertido en una referencia a nivel mundial por ser el lugar donde Ilia Topuria comenzó a entrenar desde los 15 años y de donde están saliendo las mayores promesas del país.