El deporte español llora la inminente retirada del que ha sido, posiblemente, su mejor deportista de siempre. Rafa Nadal se irá por la puerta grande en las finales de la Copa Davis, la misma competición en la que echó abajo la puerta, hace 20 años, en una eliminatoria disputada en Alicante ante Francia.
Nadal ya era conocido en el circuito alicantino de tenis formativo y ya apuntaba maneras de campeón, aunque fue en aquel último fin de semana de septiembre de 2004 cuando dio el salto definitivo de promesa a campeón.
Aquella semifinal aterrizó en Alicante por la insistencia de Juan Carlos Ferrero, afincado en Villena, quien se sentía en deuda con la provincia. Juanqui y Carlos Moyá, dos de los primeros espadas del equipo español en su camino por volver a una gran final de la Davis.
Sin embargo, la eliminatoria se torció pronto. Moyá, con problemas en un hombro, cedió el primer punto ante Mathieu. Nadie esperaba un inicio así y menos que el gran referente español quedara fuera de combate el primer día.
Ferrero salió al rescate en un partido eterno que tuvo que aplazarse a la jornada del sábado por falta de luz. El valenciano pudo con Santoro e igualó la eliminatoria para que Nadal y Robredo, más descansados, disputaran el doble.
Los españoles ganaron a la pareja francesa en un partido en el que el manacorí, con 18 años recién cumplidos, ya dibujó golpes y gestos que serían una constante en su carrera. Su garra, talento y rebeldía incendiaron la Plaza de Toros y dejaron a España a las puertas de sentenciar la eliminatoria.
Exhibición de Nadal
Con Moyá lesionado, Arrese, capitán del equipo, no tembló y entregó toda la responsabilidad a Nadal en el momento de máxima presión. En Brno (Chequia), sobre moqueta, ya había demostrado una enorme fiabilidad en esta competición tan emotiva, pero lo que se vio aquel 26 de septiembre en la arena alicantina fue algo histórico.
El adolescente, aún entonces algo irregular en su juego, mutó en un gigante que arrasó a Arnaud Clément (6-4, 6-1, 6-2), tenista más que correcto, al que redujo a cenizas.
Nadal conectó desde el primer golpe con la grada, a la que se metió en el bolsillo con sus golpes imposibles, sus gestos de celebración y su clásico "¡vamos!". El manacorí sumó el tercer punto de la eliminatoria y clasificó a España para una final que, posteriormente, ganaría, ya con él como gran solista.
No fue su única participación en tierras alicantinas. En 2009, Nadal, que ya tenía en sus vitrinas cuatro Roland Garros y un oro olímpico, lideró el equipo español junto al alicantino David Ferrer en su eliminatoria ante la Serbia de Novak Djokovic.
España ganó con claridad (4-1) en una serie disputada en Terra Mítica que dejó para la historia uno de los primeros duelos entre dos de los tenistas más legendarios de la historia. En esta ocasión no hubo color y Rafa trituró al serbio por 6-4, 6-4 y 6-1.