Pablo Verdú
Alicante
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Alarma roja en el Centro de Tecnificación. El HLA Alicante no responde y viaja en caída libre hacia el descenso. El equipo alicantino, con un entrenador interino, Raúl Lozano, al frente del grupo no ha logrado ganar aún en las siete jornadas de la liga disputadas de la Primera FEB (antigua LEB Oro), lo que supone el peor arranque de siempre de la entidad en cualquier competición.

La última derrota este viernes ante el Alega Cantabria (60-75), teórico rival posible por la permanencia, deja al equipo en una situación crítica. La salida del banquillo de Antonio Pérez Caínzos hace dos jornadas no ha sido el revulsivo esperado para una plantilla que comienza a estar bajo sospecha, al igual que el director deportivo, Asier Alonso, arquitecto del proyecto.

El equipo, además, fue silbado tras la última derrota por su afición, un hecho casi sin precedentes en la historia reciente del club alicantino. De hecho, uno de los motivos que esgrimió la directiva para prescindir de Rafa Monclova hace tres temporadas fue la escasa conexión existente entre el equipo y su hinchada. La cúpula del HLA Alicante exige a sus proyectos unos mínimos como local que esta temporada han desaparecido.

"Pido disculpas a la afición, porque los que hemos sido de este club desde hace tiempo sabemos cómo sufre la gente en estos momentos difíciles y su apoyo siempre es ejemplar", afirmó Lozano tras la debacle ante el Alega Cantabria. Y es que una de las pocas cosas que no perdona la afición lucentina, fiel hasta la locura con sus colores, es la indolencia y bajar los brazos

"Nos toca un fin de semana de reflexionar, de valorar cosas y tratar de dar la mejor imagen posible antes del parón", añadió el entrenador, que ni de lejos es el responsable de la catastrófica temporada del equipo.

Malas señales

La pretemporada, con concentración a China incluida, ya dejó algunas sensaciones negativas en una plantilla completamente renovada, en el que sólo tuvieron continuidad el entrenador y el base Adrià Rodríguez. La dirección deportiva diseñó una plantilla universal, formada por jugadores de nueve nacionalidades y cuatro continentes que no terminan de entenderse ni de hablar el mismo idioma en la pista.

La dosis de juventud y experiencia, en algunos casos con apuestas arriesgadas, no ha mezclado bien. Varios jugadores están fuera de forma y otros no tienen la calidad mínima. Tan mal está el equipo que hasta el danés Kevin Larsen, jugador por el que suspiraba media Liga, se ha visto devorado por la mala dinámica.

Para colmo de males, el calendario esconde una nueva trampa al conjunto lucentino, que la próxima jornada visita al Ourense, líder de la competición, por lo que la racha tiene toda la pinta de ir a peor.

Los pitos de la afición no solo señalaron a la pista, sino también a la dirección deportiva y a una directiva obligada a mover ficha. La situación, a mediados de noviembre, ya es crítica, pero hay tiempo para enmendarla, aunque para ello será necesario agitar el banquillo y el vestuario. El playoff ha pasado de ser el objetivo mínimo a una quimera y ahora ya se trata exclusivamente de salvar como sea la temporada.