Quedan apenas dos jornadas para cerrar 2024, un año que debería haber sido de celebración por el trigésimo aniversario de la Fundación Lucentum, pero que se ha convertido en un camino de espinas y un valle de lágrimas. La mala dinámica del equipo, en su peor racha de siempre, lo ha contaminado todo en los últimos meses, aunque la llegada al banquillo de Rubén Perelló supone un rayo de esperanza.
El técnico rompió una barrera psicológica la pasada semana al lograr la primera victoria del equipo esta temporada tras una insoportable racha de 10 derrotas consecutivas. "No es suficiente, pero la primera siempre es la más difícil", afirmó el presidente de la entidad, Daniel Adriasola.
El equipo no pudo dar continuidad al su pequeño gran logro en Madrid ante Estudiantes, pero ahora dispone de dos nuevas balas, ante Tizona, en el Centro de Tecnificación, y Menorca, a domicilio, para cerrar el año sin que apriete tanto la soga.
El club ha hecho todo lo posible para agitar la plantilla y despertarla. Ya se han producido tres incorporaciones, la última de ellas la del base Sergio Llorente, que firma por un mes. El madrileño se suma a las incorporaciones durante el anterior parón del base danés Sebastian Aris y del lituano Mindaugas Kacinas.
"Era evidente que había que hacer cambios. Estamos abiertos a más movimientos y a cualquier posibilidad", afirma el presidente, para el que, pese a los fichajes realizados y los que puedan llegar, la clave para aspirar a la remontada está en el banquillo.
"Nos hacía falta la visión de una persona no 'contaminada' como Rubén Perelló en un vestuario que llevaba muchos partidos perdidos", reflexiona Adriasola.
"Él ha venido con ilusión. Hay que poner en valor a alguien que estaba en un equipo líder, en su zona de confort, para venir al colista. Nos ha transmitido un mensaje de optimismo, de cambiar cosas y de competir que hacía falta. Se está notando su mano de forma positiva, pero esto es cosa de todos y entre todos tenemos que ayudar a que el proyecto salga adelante", añade el presidente.
Apoyo de la afición
Adriasola entiende que la remontada del equipo pasa, ineludiblemente, por hacerse fuerte en el Centro de Tecnificación, donde ha perdido la solidez de antaño.
"Cuando le hemos dado a la gente algo en la pista, ha respondido. Necesitamos que esté con el equipo como en los viejos tiempos, cuando ganábamos a todos los rivales en casa", asegura el dirigente, quien asume con naturalidad el descontento de buena parte de los aficionados.
"Esta plaza siempre ha apoyado al equipo y a los jugadores. Los pitos que hemos oído este año son justos y hay que aceptarlos con resignación porque son parte de las reglas del juego. Tomamos nota e intentamos rectificar", comenta Adriasola, que deja una reflexión para el futuro deportivo de la Fundación Lucentum.
"En esta categoría la brecha es cada vez más grande. Tenemos que ser ambiciosos todos. Es evidente que el club necesita otras vías y muchos más apoyos para crecer, pero ahora lo primero y la prioridad es salir de la actual situación deportiva", sentencia.