Aún no se ha alcanzado ni siquiera el primer cuarto de la competición, pero las sensaciones que transmite el Elche son positivas e invitan al optimismo. El equipo de Fran Escribá ha hecho en ocho jornadas más méritos de lo que señala la tabla. Y eso que la clasificación ya es generosa con el equipo ilicitano, instalado cómodamente en la zona templada de la tabla gracias a sus nueve puntos y con margen de dos partidos –cinco puntos- sobre el descenso cuando solo se han puesto en juego 24.
El pasado curso, el Elche transitó por la octava jornada con más puntos (10), pero ni de lejos las sensaciones eran parecidas a las del equipo de esta temporada. El grupo ilicitano arrancó bien entonces, pero más por la inercia que llevaba del pasado campeonato, cuando logró el ascenso en una heroica y emotiva promoción, que por sus méritos futbolísticos. Ni el entrenador ni la calidad de la plantilla, mucho más profunda este año, son comparables.
Además, el equipo sigue sumando fieles a la causa cada jornada. El pasado domingo ya se pudo descubrir en toda su extensión al argentino Darío Benedetto, delantero y copropietario del club junto al máximo accionista, Christian Bragarnik. El ariete, autor del gol que tumbó al Celta, demostró ser un jugador de altísimo nivel. "El gol me dará confianza", señaló el argentino, quien admitió que no ha sido fácil para él, acostumbrado a jugar en equipos de nivel que siempre llevan la iniciativa del juego, al estilo del Elche. "Soy consciente del club al que vine y del juego del equipo. Trato de adaptarme y trabajo día a día para seguir mejorando", explicó.
Con Benedetto adaptado, el colombiano Johan Mojica a toda máquina en el carril izquierdo, Omar Mascarell, otro de los nuevos, en modo mariscal del medio campo, y Lucas Boyé convencido de que ya es el jugador que siempre apuntó a ser, el Elche ya tiene argumentos de sobra para competir. Pero es que aún le queda por sumar a su gran apuesta, Javier Pastore, por lo que el equipo solo tiene capacidad de mejora.
Escribá está dosificando y mimando a Pastore, que llegó al club tras año y medio sin jugar, para que su regreso a la competición sea determinante. De momento, el argentino solo ha disputado los minutos residuales de varios partidos en los que apenas ha tenido tiempo para desplegar su clase.
Fidel Chaves, en plena madurez futbolística, y Lucas Pérez, con ganas de reivindicarse ante el Mundo, completan la primera unidad franjiverde. El Elche, a diferencia del pasado curso, cuenta con un ejército de solistas de primera calidad, pero también con una segunda unidad comprometida que siempre cumple y responde.
Solo son ocho partidos, por lo que no se pueden sacar grandes conclusiones, pero el Elche, pese a que errores puntuales le han penalizado en exceso, tiene pinta de que podrá llegar a la meta sin sufrir un martirio por el camino.