El Elche sigue cuesta abajo y sin frenos y ya parece una utopía imaginar cualquier otro escenario que no sea el descenso traumático a Segunda División. El equipo ilicitano cerró esta jornada la primera vuelta en Sevilla con una nueva derrota (3-0) ante un rival moribundo que sale revitalizado de su duelo con el Elche. La diferencia con la costa de la permanencia es abismal –12 puntos-, pero deja peor cuerpo las sensaciones que transmite el equipo, que pagaría por ahorrarse todo lo que le espera en la segunda vuelta. Los datos son escalofriantes: 19 partidos sin ganar, 19 sin dejar la portería a cero y 18 jornadas, 12 como colista, en zona de descenso.
El resultado del Pizjuán no solo sepulta un poco más al equipo ilicitano en el fondo de la clasificación, sino que pasa directamente a formar parte de la historia negra porque supone igualar la peor racha negativa de siempre del club en sus 24 años en Primera. El actual conjunto franjiverde ya ha igualado las 19 jornadas sin conocer el triunfo del curso 1970-71, en la que el equipo acabaría descendiendo a Segunda y poniendo fin a 12 temporadas consecutivas en la élite.
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En Sevilla también cerró el Elche una primera vuelta para olvidar. Nunca antes el conjunto franjiverde había tenido un inicio de competición tan nefasto. Ha igualado ya a mitos negativos del fútbol español, como el Sporting de Gijón de finales del pasado siglo o el Levante de hace un año. Ambos se dispararon por encima de la veintena de encuentros sin conocer el triunfo, fueron los únicos en completar una primera vuelta sin ganar y ambos, evidentemente, acabaron descendiendo.
Para soñar con la salvación el Elche debería ganar al menos 11 de los 19 partidos que restan. Algo que a día cuesta solo imaginar. Asumido desde hace ya algunas semanas por buena parte del entorno el desenlace, comienza a importar la forma en la que el Elche se despedirá de Primera.
Lucas Boyé, uno de los héroes del pasado curso cuyo rendimiento ha bajado de forma exponencial, admitió nada más acabar el partido que la situación es muy complicada de llevar y que no queda otra opción que “seguir trabajando y poner el pecho” a la triste realidad.
También el técnico, Pablo Machín, parece resignado. Ya mostró su estado de nervios en la rueda de prensa previa al partido, en la que pagó su frustración con el jefe de prensa del Elche por no haber micrófono en las preguntas, como si no hubiera otros problemas mayores en la entidad y en su vestuario. El técnico volvió a escudarse en la expulsión –sexta de un jugador del Elche con roja directa y cuarta antes del descanso- para justificar la enésima debacle.
Bandazos
El tercer proyecto del equipo ilicitano en Primera ha consumido la mitad del campeonato a años luz de la versión que ofreció el pasado curso y ni siquiera los relevos permanentes en la dirección del grupo –tres entrenadores y dos técnicos interinos- han podido reanimar al equipo.
La fragilidad defensiva, el bajo rendimiento de varios jugadores que fueron claves el pasado curso, como Gonzalo Verdú, Roco, Bigas, Gumbau, Mascarell o Boyé, entre otros, la escasa aportación de los refuerzos, como Domingos Quina, Roger, Clerc o Lirola, y polémicas arbitrales en momentos puntuales –gol no concedido en Mestalla o el partido ante el Mallorca- han conducido al Elche a una de sus peores versiones.
Los males del Elche arrancaron en la pretemporada y en la ausencia de fichajes, lo que provocó las primeras tiranteces entre el propietario, Christian Bragarnik, y el entrenador, Francisco Rodríguez. El dueño priorizó dar continuidad al bloque del curso anterior sobre las incorporaciones y cuando éstas llegaron el campeonato ya había arrancado. El Elche empezó mal ante el Betis (3-0) en un partido que ya fue un reflejo de lo que sería la primera vuelta, ya que los errores defensivos, unidos a la temprana expulsión de un jugador, allanaron el camino del equipo sevillano.
El primer punto del curso llegó en la segunda jornada ante el Almería (1-1) en otro partido en el que el Elche ya comenzó a demostrar sus problemas.
Posteriormente, el conjunto ilicitano enlazó cinco derrotas consecutivas, algunas sonrojantes, como ante el Athletic Club (1-4) y Villarreal (4-0), y otras dolorosas, como en Vallecas, donde encajó el gol de la derrota en el descuento (2-1).
Con un punto de 21 posibles el propietario decidió prescindir de Francisco y entregó el equipo de forma interina a Alberto Gallego, técnico del filial, con el que el Elche sumó su segundo punto ante el Mallorca (1-1) como local en un partido en el que apareció la polémica arbitral, otras de las constantes durante el primer giro del campeonato.
Bragarnik dio un nuevo golpe de timón inesperado y entregó la dirección del equipo de forma inesperada a Jorge Almirón, técnico que había sido despedido dos años antes tras sumar 16 jornadas sin ganar y dejar al equipo en zona de descenso.
Almirón pareció revitalizar al Elche, que empató en su debut ante el Valencia (2-2) en Mestalla en el que ha sido el partido en el que el equipo ilicitano ha estado más cerca del triunfo.
La esperada derrota ante el Madrid (0-3) llegó acompañada de un punto en el campo del Espanyol (2-2) que no tuvo continuidad en un mes clave en el que el Elche perdió ante varios rivales directos, como Getafe (0-1) y Valladolid (2-1).
La derrota en Zorrilla provocó el adiós de Almirón y la llegada de forma interina al banquillo de Sergio Mantecón, secretario técnico, que tampoco pudo frenar la caída del equipo (1-2) antes del parón del Mundial.
Durante este periodo, el Elche contrató a Machín en busca de un milagro y con la promesa de reforzar al equipo durante el mercado de invierno para pelear por la permanencia. Llegaron al club los argentinos Lautaro Blanco y Lisandro Magallán y el sevillista José Ángel Carmona y abandonaron la entidad Javier Pastore, Fede Fernández y, ya recientemente, Roger Martí.
La imagen del Elche desde la llegada del técnico mejoró ligeramente, pero no lo suficiente para ganar o recortar puntos sobre la zona de permanencia. Tras dos derrotas seguidas ante Atlético (2-0) y Celta (0-1), el Elche sumó dos empates consecutivos frente a Cádiz (1-1) y Osasuna (1-1) que dieron una leve esperanza y animaron a la afición a recuperar la fe, pero la contundente derrota del Pizjuán devuelve al equipo y a su entorno a la cruda realidad.
Con 19 partidos por delante, el entorno del Elche ya no pide milagros, solo una caída digna de su equipo, que el sábado tendrá la primera opción de comenzar su redención ante el Villarreal.