Elche

La contundente derrota sufrida esta pasada jornada ante el Burgos (4-0) ha dejado al equipo ilicitano muy tocado. El argentino Sebastián Beccacece ha sufrido su mayor revés desde que llegó al banquillo del Elche, a excepción del 0-4 ante el Barça, si bien en aquella ocasión el contexto era muy diferente –fue su estreno a los mandos de un equipo hundido en la tabla ante un líder lanzado a por el título.-

Ya son seis meses en el banquillo del Elche y el trazo del equipo franjiverde sigue siendo irregular y desconcertante. Con el rosarino el Elche ha alternado rachas apocalípticas -cinco derrotas consecutivas en sus cinco primeros partidos- con otras ilusionantes –cinco encuentros sin perder y victorias de prestigio en su despedida de Primera-.

La maquinaria, tras una pretemporada correcta, parecía ajustada para comenzar la competición de Segunda, en la que el Elche, por presupuesto y plantilla, está obligado a ser protagonista. Pero tras siete jornadas, una sexta parte de la competición, el panorama es preocupante. El equipo ilicitano sólo ha ganado dos partidos, ambos por la mínima y pidiendo la hora, ha perdido tres, no ha ganado aún como visitante y va a cerrar la jornada, como mínimo, a siete puntos del ascenso directo.

Beccacece, que nunca escondió el objetivo de pelear por el ascenso, matizó su discurso tras el cierre del mercado, cuando perdió a jugadores con jerarquía en ataque como Ezequiel Ponce, Pere Milla y, sobre todo, Lucas Boyé a cambio de una buena cantidad de millones que no se reinvirtieron en potenciar la plantilla. Además, varios de sus jugadores fueron mareados durante las primeras semanas con ofertas de otros equipos. "No es el mismo equipo, el ascenso debe ser un sueño y no una obligación", afirmó.

La coartada del entrenador es válida, aunque no conviene olvidar que el Elche perdió en la primera jornada con Pere Milla y Boyé en el césped y que en la segunda, en la que tampoco puntuó, también estaba el argentino. Los recambios para el ataque, a excepción de Sergio León, no han estado aún a la altura, como tampoco varios componentes de la gloriosa vieja guardia del equipo, como Edgar Badía, Josan Ferrández, Tete Morente o Fidel. Varios jugadores, como pasa siempre, se han devaluado, como Lautaro o Diego González, y otros han renacido, como Nico Fernández o Carlos Clerc.

Fragilidad

Beccacece ha intentado implantar un modelo de juego vistoso para convertir a su equipo en protagonista del juego. También le ha dado a su fútbol un punto de anarquía al utilizar a jugadores fuera de su posición natural, pero la realidad es que el experimento no termina de dar los resultados esperados.

El Elche no es tan contundente en ataque ni tan sólido atrás como para jugar a pecho descubierto ante los rivales de Segunda, cuya principal premisa es la rigidez táctica, la solidez defensiva y la eficacia en ataque.

Que un equipo que presume de ser ofensivo sume cinco goles en siete partidos es un mal dato. Y que ya haya encajado casi el doble –nueve-, es aún peor.

"Ojalá nos sirva para aprender. Si queremos estar en esos lugares de privilegio no podemos competir de esta manera. Un equipo que tiene un sueño no puede regalar lo que regaló", afirmó el argentino tras la debacle en El Plantío. Y añadió una reflexión: "para protagonizar no te alcanza con jugar bien al fútbol, tienes que estar atento de cada balón parado y dividido". Afirmación que también puede traducirse como que el equipo, con calidad de sobra con el balón, también debe saber cuándo ponerse el mono de trabajo y bajar al barro.

La goleada le llega al Elche justo en la primera gran encrucijada de la temporada. El calendario se pondrá cuesta arriba durante el próximo mes, en el que Levante, Sporting, Andorra, Eldense, Huesca y Tenerife ya asoman en el horizonte. O el Elche cambia de forma radical o el proyecto puede quedar estancado en vía muerta a mitad del trayecto.