Alicante

El Elche ha cerrado en 2023 un mal año deportivo tras consumarse el descenso de Primera División durante sus primeros meses y no haber estado nunca en zona de ascenso o promoción en su parte final, ya en Segunda División, pese a haber creado un estilo de juego reconocible y atractivo

El ejercicio 2023, en el que se conmemoró el centenario del club, estuvo inevitablemente marcado y oscurecido por el descenso como colista a Segunda División tras batir numerosos registros negativos de la entidad en la máxima categoría.

El conjunto ilicitano arrancó el año descolgado en la tabla y pese a la llegada de Pablo Machín a su banquillo no pudo reaccionar. Prueba del hundimiento del equipo es que en esta ocasión el club ilicitano ni siquiera peleó por revertir su suerte en el mercado de invierno, en el que se produjeron más salidas que llegadas, recuerda Efe.

La primera victoria se hizo esperar hasta febrero, ante el Villarreal, pero de nada sirvió porque el Elche siguió hundido en la tabla, lo que provocó la salida del preparador soriano y la llegada del argentino Sebastián Beccacece, apuesta personal del propietario, Christian Bragarnik.

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Beccacece arrancó con una pésima racha de cinco derrotas consecutivas, la peor de siempre de un entrenador del Elche fichado como revulsivo. El equipo, durante este periodo, acumuló varios récords negativos, como número de jornadas en la última posición o partidos consecutivos sin puntuar.

Poco a poco el Elche se fue haciendo a las ideas de Becaccece y el equipo, descendido matemáticamente a cinco jornadas del final, firmó un digno final de temporada al acabar invicto en las últimas cinco jornadas, en las que sumó victorias de prestigio ante Atlético de Madrid (1-0) y Athletic Club (0-1).

El buen final de Liga, con un fútbol alegre y vistoso, hizo pensar al club que con un par de retoques debería ser suficiente para aspirar al retorno a Primera. La dirección deportiva apostó por jugadores conocedores de la categoría como refuerzos, pero la gran apuesta fue mantener gran parte del bloque del pasado curso.

Sin embargo, en los últimos días del mercado todo lo programado saltó por los aires tras las ventas de los tres principales delanteros del Elche, los argentinos Ezequiel Ponce y Lucas Boyé y Pere Milla. El Elche ingresó una importante cantidad de dinero en sus arcas, pero no tuvo tiempo para reemplazar con jugadores de jerarquía las importantes ventas realizadas.

El equipo ilicitano, que había logrado ilusionar a 18.500 abonados a pesar del descenso, acusó la inestabilidad del cierre del mercado y arrancó la temporada con dos derrotas. El mal inicio llevó al técnico, tras una derrota en Gijón, a plantearse él mismo un ultimátum si el Elche no lograba reaccionar de forma inmediata.

El equipo respondió y logró enganchar una racha de seis jornadas sin perder que le situó a un punto de la promoción. Pero cuando el objetivo estaba al alcance de la mano, el equipo ilicitano, muy inestable en su comportamiento durante los partidos, sufrió una derrota inesperada ante el Cartagena, colista, y volvió a perder en Oviedo, alejándose de la cabeza.

El colofón al año fue un decepcionante empate ante el Mirandés como local en un partido en el que el equipo, además, perdió a su principal referente ofensivo y máximo goleador, Óscar Plano, por una gravísima lesión de tobillo. Triste epílogo para un mal año deportivo.