Alicante

Un 27 de abril, un gol de Sigüenza en el viejo Vivero de Badajoz, en el minuto 75, provocó en Alicante, a 700 kilómetros de distancia, un movimiento sísmico sin precedentes. Ese tanto certificó el ascenso a Primera del Hércules a cuatro jornadas del final, coronando una temporada extraordinaria en la que el equipo dirigido por Manolo Jiménez, además de conquistar el título de campeón, sedujo hasta la locura a la ciudad y a la provincia.

El Hércules ya había ascendido otras veces a Primera y lo hizo otra vez más después, pero si las formas alguna vez importaron, nunca hubo un éxito con más brillo que el del curso del 96. Cada ascenso está rodeado de su mística, sus recuerdos y sus circunstancias, pero lo que sucedió en aquel año de herculesmanía no tiene comparación.

Como ejemplo algunos datos: campeón a cuatro jornadas del final, líder durante 28 jornadas, 36 jornadas de 38 en zona de ascenso y por el camino victorias inolvidables ante Toledo (4-0), Villarreal (0-6), Logroñés (5-1) o Alavés (6-2).

DE ALICANTE ha conversado con Manolo Jiménez, Francisco Escudero Paquito, José Antonio Palomino, José Vicente Lledó y Miguel Marí, quienes repasan con orgullo aquella etapa y se muestran críticos con el presente, ya que echan de menos ADN alicantino en el equipo y mayor arraigo de la entidad con la ciudad.

Jiménez recuerda desde su Benidorm “como si fuera ayer” todo lo sucedido aquella temporada. “Me acuerdo de todos los detalles del viaje, de la comida, del hotel”, dice el entrenador, quien señaló como la clave de aquel proyecto “el compromiso” con el club y la “comunión con la afición”.

Celebración en la fuente de Luceros.

“Las marchas al estadio desde Luceros, la grada del Mundial llena de niños… Se respiraba Hércules por la provincia. Eso ya se ha perdido”, lamenta. Un cuarto de siglo después, Jiménez no entiende cómo la afición del Hércules, “tan apasionada” en aquella época, ha permitido la pérdida de identidad del club. “Antes el Hércules era de una provincia, ahora es de una persona”, añade.

En lo deportivo, Jiménez tiene claro cuál fue en parte el secreto. “Había buenos jugadores y otros con hambre, pero el Hércules ya los ha tenido en otras ocasiones y no funcionaron. Yo creo que lo que hizo dar ese salto fue mi carácter, que no mis conocimientos tácticos”, explica.

Yo era exigente y eso es algo que me ha perjudicado a la larga. Pero quería subir por el Hércules y porque me la jugaba. Conmigo el que no corría no salía en la foto”, resume el técnico, quien siente “vergüenza” cuando ve “dónde están ahora Villareal o Alavés, a los que les metimos 6, y dónde nosotros”. “El Hércules se gripó a partir de ese año y desde entonces no ha tenido un buen mecánico”, sentencia.

Compromiso y nostalgia

Para Paquito, eterno capitán, aquel ascenso fue “un sueño hecho realidad” con el club de su ciudad. “Da mucha pena ver cómo estamos ahora. Es evidente que llevamos demasiado tiempo equivocándonos”, resume el ex centrocampista, quien también apunta como clave en aquel equipo “la cantidad de gente de Alicante que había en el vestuario”. “El compromiso con el escudo era brutal”, reitera Paquito.

La celebración en las duchas.

Palomino, quien realizó una temporada extraordinaria, asegura que hubo una buena mezcla entre jóvenes y veteranos. “Se hicieron grandes fichajes, de jugadores con experiencia, y se formó un equipo competitivo”, explica el alicantino. El ex director del fútbol base herculano destaca la “unión social” del club con la provincia.

“Entre semana íbamos a charlas a colegios e institutos y luego los niños venían al estadio”, apunta el ex centrocampista, quien lamenta el presente del Hércules. “Si en 25 años solo has vuelto a subir una vez a Primera es porque tienes carencias evidentes”, apostilla.

Miguel Marí, el portero del ascenso junto a Valerio, aún recuerda impactado “la caravana de coches con banderas” que acompañó al equipo desde el aeropuerto a Alicante”. “Fue una locura”, asegura. Y es que en Luceros se congregaron más de 50.000 personas para recibir a sus héroes.

“Teníamos seriedad defensiva, gente experta en la media y dinamita arriba”, explica el ex portero, quien también lamenta que 25 años después de aquel ascenso “la sensación es que se han hecho las cosas peor que mejor”.

Lledó, uno de los mejores defensores de aquel campeonato, rompe una lanza por los jugadores que llegaron al vestuario para aportar “experiencia y calidad”, “De la Hera, Gonzalo, Visnjic, Pavlicic, Sigüenza o Jankovic, además de Rodríguez, que ya era un referente, tiraron del carro en los momentos complicados”, subraya el director deportivo del Intercity, quien admite que “ahora se echa en falta una base alicantina” en el grupo.

“Estuve sancionado en Badajoz, pero aquel partido fue el resumen del año. Serios atrás y cuando llegó el momento de marcar no perdonamos”, rememora.

No hace mucho, y por iniciativa de Alfaro, la mayoría de aquellos jugadores, entre los que ya no está el tristemente desaparecido Pavlicic, volvieron a reunirse para recordar aquella gesta que, con el paso de los años, no hace más que aumentar su grandeza.