De vivir en Beni Melal, una de las ciudades más pobres de Marruecos, conocida por su alta tasa de migrantes que buscan llegar a Europa, a hacerlo en el barrio más pobre de España, en Carrús (Elche), donde conviven desde hace dos décadas culturas de todos los rincones de África, Sudamérica y Asia. Ese es el salto que ha dado Abdi con tan solo cuatro años cuando "mi padre buscaba una vida mejor y nos subimos para España" junto a sus dos hermanos, mayores de él. Y ahora, cuatro años después de jugar al futbol en las calles de ese barrio, ha pasado a hacerlo en el estadio Al Bayt, en Qatar, en su debut con Marruecos en el Mundial este pasado martes.
"A veces estoy en mi casa, en el sofá jugando a la Play o en mi cama y digo: 'es que aún no me lo creo'", confiesa ante las cámaras de 'Futbol de Movistar+' en una entrevista de hace unos meses que se ha hecho viral estos días con motivo de la participación de este joven de 21 años con su selección.
Pese a que no ha sido un estreno soñado, ya que en los 31 minutos que ha podido disputar en la segunda parte ha estado nervioso, errático y sin brillo, llegando a protagonizar un momento -también se ha hecho viral- de 'tierra trágame' cuando se ha olvidado del balón al intentar regatear al rival, el partido de este martes contra Croacia ha sido uno de los más importantes de su meteórica carrera.
Una carrera, que como cuenta con orgullo en la televisión de pago, empezó en las calles de Carrús, donde si bien a ojos de España arrastra esa etiqueta de pobre porque así lo reflejan sucesivos informes de la Agencia Tributaria centrados en la renta media (tiene poco más de 15.000 euros anuales), a ojos de este antiguo vecino es, simplemente "un barrio normal".
También a ojos de sus vecinos actuales, o al menos a los consultados por este medio, que recuerdan, como en ocasiones se ha dicho desde el Ayuntamiento, que ese informe no contempla el factor de la economía sumergida ligada a la actividad del calzado, tan arraigada, ni recoge adecuadamente los códigos postales.
"Es un barrio de distintas nacionalidades, de Senegal, de Mali, hay también 'gitanitos', mucho de Marruecos", rememora Abde. Y, con todo, se da "la convivencia normalizada y positiva entre las jóvenes generaciones", según un informe del Ayuntamiento de hace una década. Lo curioso del barrio, como también apunta dicha investigación, es que en Carrús comparten espacio personas de distintas culturas, idiomas, costumbres, religiones, comunidades autónomas y países: vecinos de toda la vida, muchos de edad avanzada y que han crecido con el barrio, con personas de otros países que acaban de llegar.
En ese contexto Abde pasó su infancia, estudió en el IES Joanot Martorell y se curtió como el futbolista que ahora es. "Comías y te bajabas al parque y todo el día a estar con la pelota... venían a veces las señoras a decirnos 'no se puede jugar al fútbol', recuerda entre risas. Y en un locutorio debajo de su casa terminó de forjar su personalidad futbolística viendo vídeos de Neymar.
Pero no todo iba a ser jugar en la calle. "Para no estar parado y pasar la tarde", probó en la Peña Ilicitana El Raval y en el equipo del barrio, el Promesas Carrús. Una decisión fundamental ya que allí su entrenador, como recoge el vídeo, le animó a tomarse esto del fútbol en serio ya que veía en él un fuerte potencial. Poco después lo fichó el filial del Hércules de Alicante, donde destacó rápidamente, saltando enseguida al primer equipo, que veía en él "el mayor talento surgido de la cantera herculana en las últimas tres décadas".
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A continuación, llegaría el Barcelona, el equipo donde siempre había querido jugar, el Osasuna, donde ha sido cedido, y ahora Marruecos tras un tira y afloja consigue mismo porque tenía dudas entre representar a su país de origen o de acogida. "Hace dos años estaba sentado en el sofá con mi hermano el grande y me dijo: 'en dos años vas a jugar el Mundial'", él le contestó que estaba loco.