Alicante

Desde el pasado domingo, el nombre de Agustín Coscia ya está cosido al de otras leyendas herculanas que con sus goles ayudaron al club a ampliar su leyenda. El relato del cabezazo del atacante argentino para acabar con un maleficio de 13 años pasará de generación a generación de hinchas blanquiazules hasta el fin de los días.

El atacante rosarino admite que no había mejor epílogo posible para una temporada que comenzó torcida, ya que su debut se hizo esperar varios meses por culpa de una lesión en el tendón. Asegura que tras el gol sintió una "alegría enorme" y que se lo dedicó al cielo "porque soy creyente y Dios ha estado conmigo en los buenos y malos momentos".

"Fue increíble ver cómo la gente saltaba y el campo explotaba. Y ver que estábamos un poco más cerca del ascenso", relata. El argentino asegura haber recibido desde el domingo "millones de mensajes" de familiares y amigos, pero valora de forma especial los recibidos durante los últimos días en Alicante de parte de los aficionados blanquiazules "porque me están demostrando todo su cariño".

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También se siente orgulloso de haber escrito una nueva página de esa historia de amor casi eterna entre el fútbol argentino y el Hércules. El atacante de Rosario toma el relevo de otros argentinos que militaron en la entidad en su etapa dorada, como el portero Miguel Ángel Santoro, Carmelo Héctor Giuliano, Cacho Sacardi, Dante Sanabria o Mario Alberto Kempes. "Me pone muy contento ese arraigo de Argentina con el Hércules", afirma.

"De todos le tengo un cariño especial a Kempes, porque era un jugador de mi club, de mi ciudad y he podido coincidir en el mismo club en España. Me pone muy contento", señala Coscia, quien además agregó que "era delantero y zurdo, como yo".

Punto de inflexión

El delantero ha elogiado de nuevo el ambiente vivido en el estadio Rico Pérez el domingo. "Fue una atmósfera tremenda. Hablamos con los compañeros de que esto no se podía escapar, de que era una final y que había que ganarla", señala Coscia. "Absorbimos todo lo que el Rico Pérez, con 30.000 personas, nos aportó. Fue una tarde redonda", añade el atacante, que aseguró que el equipo, a pesar de la diferencia de puntos que acumuló, siempre mantuvo la esperanza de ser "campeón" de grupo.

"Nos lo creímos todo el tiempo, a pesar de que los resultados no salían. Seguimos para adelante", explica el rosarino, quien admite que sí que hubo un "punto de inflexión" tras la victoria en Alzira (0-1). "Llevábamos cinco partidos empatados, pero a partir de ese gol de Ryan Nolan en el descuento el equipo fue otra cosa. Nos veíamos superiores a cualquier rival", desvela el delantero, que asegura que "no es fácil ganar los últimos seis partidos de una temporada".

"Fue un trabajo grupal y psicológico fuerte. Estuvimos muy bien de cabeza y esa fue la clave", sentencia el goleador herculano, quien en los próximos días regresará a Argentina para contraer matrimonio.