Alicante

El último partido del Hércules ante el Murcia (2-0) presentó un ambiente de Primera con más de 15.000 aficionados, de los cuales gran parte vestía camisetas blanquiazules del 'chino modesto', quien está haciendo perder miles de euros al club alicantino con sus falsificaciones.

Una familia, un grupo de amigos, una pareja; mayores y pequeños. Este virus proveniente de China ha llegado a toda clase de aficionados. Mezclados entre la marea blanquiazul son casi imperceptibles; se mimetizan con el entorno y la imagen global no desentona. Es cuando se centra la mirada en un sector de la grada y se enfoca la vista en algún aficionado concreto cuando se ve que algo no cuadra.

El tejido, el corte, el cuello, el estampado y el escudo son parecidos, pero no son los del Hércules. Se trata de camisetas falsas recientes y clásicas que se han extendido entre las butacas del Rico Pérez sin respetar la distancia de seguridad, ya que en metro y medio pueden ser múltiples las imitaciones.

El 'chino modesto' se ha popularizado entre los herculanos, al igual que en decenas de otras aficiones alrededor de España, haciendo perder miles de euros de recaudación a la tienda oficial del club.

Es chino, sí, pero no modesto. El seudónimo que se utiliza simpáticamente en internet hace referencia a la multimillonaria plataforma AliExpress, dedicada a las ventas en línea y que ofrece productos para compradores internacionales.

Retrasos y precios

Hartos del retraso de un mes en la salida a la venta de la camiseta oficial y de su desorbitado precio de 79 euros, algunos aficionados han enviado sus diseños a comerciantes chinos para que produjeran la réplica, que llegó mucho antes que la reglamentaria y a un coste mucho más bajo.

Las falsificaciones rondan los 10 euros, es decir, alrededor del 12 % del precio al que se venden en el Rico Pérez. Las diferencias entre ambas saltan a la vista. Lo principal es que el tono del azul en la imitación tiende más al lila; además, no tiene el escudo bordado, el emblema conmemorativo de los 50 años del Rico Pérez no tiene nitidez, el estampado del patrocinador cambia ligeramente, no tiene el logo de Kappa y no tiene el cuello ni el tejido elástico de la oficial.

Falsificación.

A pesar de saber que se está fomentando un delito contra la propiedad industrial por violación de marca y perjudicando enormemente a su propio equipo, muchos herculanos prefieren hacer un pedido en línea que pasar por caja, sobre todo después de la subida de los precios de los abonos.

Y es que el Hércules parece de Primera en muchos aspectos, también en los negativos, como en el precio de las camisetas. A pesar de estar en el tercer escalón del fútbol español, superan y se acercan en la cantidad a desembolsar a la mitad de los equipos de LaLiga EA Sports.

Camiseta original del Hércules.

Con un precio de 79 euros, son más caras que las del Villarreal (64 €), Leganés (70 €), Getafe (70 €) y Rayo Vallecano (75 €), y casi iguales a las de Alavés (79,90 €), Las Palmas (79,95 €), Celta (79,95 €), Betis (79,95 €), Espanyol (79,95 €) y Girona (80 €).

"Es imparable"

Un experto en merchandising deportivo, que prefiere mantener el anonimato, afirma que "esto es tema de hace muchísimos años y es imparable".

"A los clubes pequeños, como el Hércules, no les interesa meterse en una lucha porque no tienen los recursos jurídicos suficientes. Las falsifican, pero no pueden hacer nada", asegura el especialista. Cuando se quita un enlace de internet que ofrece estas camisetas, salen dos más, comenta.

Y añade que es un problema global que afecta desde al Hércules hasta al Real Madrid. "Sobre todo ocurre con las bufandas que no se pueden denominar falsas pero no cumplen con la legalidad, porque en vez de poner Valencia CF ponen Valencia y el estadio, por ejemplo. En un partido del Madrid se pueden vender aproximadamente 10.000 bufandas de este estilo", apunta.

La lucha contra estas "mafias", como las define, es más fácil que contra los opacos comercios chinos que las ofrecen en plataformas como AliExpress, donde los anuncios y perfiles de los vendedores aparecen igual de rápido que se diluyen en la red.