Alicante

Algo grande se cuece esta temporada en el Pitiu Rochel, uno de los templos del balonmano español. El Horneo Eón Alicante ha comenzado la competición como una apisonadora. Suma sus partidos por victorias y ya es líder en solitario a la espera un ciclo de tres partidos, el primero de ellos el domingo ante Sinfín Santander (12:30 horas), otro de los favoritos, que puede romper definitivamente la clasificación.

Va a ser un partido que nos va a decir nuestro verdadero nivel y si estamos tan bien como refleja ahora la clasificación”, afirma Fernando Latorre, entrenador de un equipo con una potencia ofensiva descomunal: 140 goles en cuatro jornadas.

El alicantino admite que su equipo está a un nivel de juego “altísimo” y destaca la implicación y el compromiso de los jugadores, especialmente aquellos recién llegados de una categoría superior, como Parker, Dimitrievski, Torriko, Baronetto o Arzoz.

“No han venido a Alicante a retirarse, sino a subir. Ellos son los primeros que saben que no son de esta categoría. Son ganadores natos, han peleado por objetivos grandes en sus carreras, y si pueden ganar por 10 mejor que por 8”, afirma Latorre, quien considera que su gran trabajo esta temporada, por encima de la pizarra, pasa por “mantener la motivación en el equipo”.

“Ya lo saben casi todo del balonmano, lo único que nosotros podemos hacer es convencerles para que no se dejen nada en cada partido. Tienen que saber que en cada partido y cada pista hay que ir con el cuchillo entre los dientes”, explica.

“Si mantenemos este nivel, podemos ser primeros. Si estamos al 200% somos difíciles de ganar. Podemos perder uno, dos o tres partidos por circunstancias de ese día, pero no mucho más”, asegura con valentía un técnico que no rechaza el cartel de favorito ni maquilla el objetivo de la entidad.

“En el mundo del balonmano nos conocemos todos. Con esta plantilla que se ha formado no se puede aspirar a otra cosa. Además, tengo ese pálpito de que va a salir todo bien. Para mí, sería un fracaso no conseguirlo. Y más aún después de cómo hemos empezado”, añade el preparador alicantino.

Cohesión inmediata

No sorprende que los jugadores del Horneo Eón Alicante jueguen de maravilla, pero sí que las piezas hayan encajado con tanta precisión en poco tiempo. Para Latorre, la explicación está, además de en la profesionalidad de los jugadores, en el “conocimiento” de unos y otros.

“Yo sé lo que pueden dar y ellos saben lo que les voy a pedir. Además, los del año pasado ya tienen el método aprendido”, argumenta el técnico, que concede una gran relevancia al próximo partido por la entidad del rival, heredero del mítico Teka y recién descendido a la categoría.

“Sinfín tiene una plantilla de Asobal que tras el descenso ha ganado más experiencia y se ha reforzado bien. Este partido nos va a marcar en qué momento estamos”, insiste el entrenador, quien considera que es vital para las aspiraciones de ascenso del Horneo Eón Alicante “ganar los duelos directos en casa”.

Tras el pulso con los cántabros, Alcobendas y Fertiberia esperan al Horneo Eón Alicante, sin olvidar la Copa del Rey, torneo que en esta edición “para nada molesta”. “Todo lo contrario, lo veo como una opción de tener a todo el mundo enchufado. Tenemos un nivel espectacular en la plantilla y podemos afrontar ahora mismo dos partidos por semana”, añade Latorre.

Otro factor que ha ayudado al conjunto alicantino a elevar su nivel competitivo es invisible para los aficionados, pero determinante para el grupo. “Estar ya instalados en nuestro pabellón ayuda más de lo que pueda parecer desde fuera. Mejora la calidad de trabajo y hace que te sientas cómodo y a gusto”, devela el técnico, cuyo equipo estuvo de romería por varios recintos deportivos, sobre todo el pabellón de Maristas, durante año y medio como consecuencia de las obras de reforma del Pitiu Rochel.

El soñado ascenso a la Asobal parece por fin posible, aunque Latorre desea ir poco a poco. “Ahora nos hemos marcado como objetivo llegar primeros al parón de la Copa. Luego intentaremos seguir ahí en Navidad. Y así poco a poco hasta el final. Tiene buena pinta, pero no podemos bajar la intensidad en ningún momento”, concluye.