¿Y si los fondos europeos Next Generation pudieran servir para recuperar sectores productivos tradicionales de una región tras una época en la que estos sectores han buscado su desarrollo en el exterior?
Esta es la pregunta que sirvió de base para la constitución de un consorcio en torno a un proyecto relacionado con el sector del calzado que pretende, "entre otros objetivos, volver a traer a Europa una buena parte de la producción que hoy en día se fabrica en Asia".
La posibilidad de lograr la globalización inversa en la industria del calzado va tomando forma de la mano de un nutrido grupo de destacadas compañías, como Pikolinos, Jeanología, Zahonero, Hilaturas Ferre, Asti o Grupo Soledad, procedentes de un selecto grupo de 46 participantes. La apuesta por la tecnología y el horizonte de los fondos Next Generation abren innumerables posibilidades.
Este consorcio está liderado por la compañía Simplicity Works, especializada en el I+D del calzado y que tiene su sede en Elche, cuna del sector a nivel nacional.
La idea es impulsar el llamado Proyecto Eco Challenge, que cuenta también con el impulso de FICE, AVECAL, AEECC e INESCOP, y que ha participado en la convocatoria del Ministerio de Industria para la identificación de los PERTE (Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica) sobre los que pilotar la ejecución de los fondos Next Generation EU.
Cuenta también con el apoyo de la Generalitat Valenciana, que ha identificado la oportunidad de apoyar esta iniciativa sectorial del calzado. De hecho, el presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, ha mostrado su firme respaldo al proyecto para la obtención de estas ayudas europeas ante el Ministerio de Industria y ante la UE, como parte de las 20 iniciativas consideradas como tractoras para la región.
En este sentido, las define como parte de la "globalización inteligente", es decir, aquella que construye sobre la "digitalización, la sostenibilidad y la cooperación" y que permitirá "recuperar la producción deslocalizada" con importantes beneficios para todo el territorio.
¿En qué consiste el proyecto?
Pero la pregunta es: ¿cómo se va a materializar este proyecto? Pues bien, se va a materializar "generando innovaciones en cascada en las casi 50 empresas participantes, ya sean en logística, distribución, gestión integrada de cadena de valor, fabricación automatizada, gestión inteligente de datos mediante IA e integración retail-fabricación", explica Ezequiel Sánchez, director general del proyecto.
"Nos hemos fijado el objetivo de culminar el año 2026 con el Eco Challenge suministrando 24 millones de pares anuales a la industria global del calzado desde el nodo fabril de Elche. Para ello, comprometeremos una inversión estimada de 170 millones de euros", apunta.
En su opinión, "solo si existe una ventaja en costes sobre Asia conseguiremos alcanzar el volumen objetivo". Por tanto, esta iniciativa, por la que ya habrían mostrado interés las principales marcas y clientes multinacionales del calzado deportivo y profesional, supondrá una importante reducción en los costes de fabricación que les permitirá aventajar al mercado asiático.
Para empezar, Eco Challenge arrancará este año con la puesta en marcha de la fábrica LAB o fábrica laboratorio, en la que se invertirán 2,5 millones de euros y que dará el pistoletazo de salida a este ambicioso proyecto.
Este centro de producción dará trabajo a más de un centenar de profesionales y tendrá capacidad para suministrar alrededor de 600.000 pares de zapatos anuales para la industria del calzado internacional.
La génesis de la idea
Todo el proyecto nace del concepto generado por Simplicity Works y por su CEO, que tuvo la idea en 2013 durante un viaje a Milán. "Desde el inicio hemos querido generar para la industria del calzado un clúster similar al de la automoción, aupados por la tecnología 3D Bonding, integrada con otras tecnologías que completan la cadena de valor", apunta.
De esta manera, como impulsores del proyecto, "buscamos la integración y cercanía de la estructura de empresas que darán servicio a la industria y a las principales firmas internacionales del calzado", asegura Adrián Hernández, fundador y CEO de la empresa tractora del proyecto, Simplicity Works.
3D Bonding es una tecnología patentada pionera y única en el mundo, que permite el ensamblado de las piezas de un producto en un solo paso, mediante un sistema de moldes y la inyección de polímeros. El resultado es un producto de alta calidad y menos costoso de fabricar y, al mismo tiempo, más resistente.
Además, esta tecnología es mucho más sostenible, dado que supone un importante ahorro tanto de materiales como de suministros.
Y es que, el proyecto Eco Challenge tiene una importante vertiente basada en la sostenibilidad y la economía circular, ya que más allá del importante ahorro que supone la apuesta por esta tecnología, la iniciativa cuenta con un destacado partner especializado en la valorización y gestión de residuos: Greene. Esta empresa garantizando un sistema de economía circular y residuo 0, a través de la reutilización anual de 50.000 toneladas de residuos.
Consolidación en 2026
Las cifras que maneja el clúster si mira hacia el futuro no son nada desdeñables. El objetivo es lograr, en un horizonte de ente dos y tres años, crear un centro industrial para el clúster del calzado, que generará en torno a 1.000 empleos y que permitirá la fabricación anual de 3,6 millones de pares de zapatos.
El modelo espera consolidarse en 2026, con la plena integración de todos los procesos en el mismo punto neurálgico, lo que se traducirá en 8.000 puestos de trabajo, entre empleos directos e indirectos, y la capacidad para generar 24 millones de pares de zapatos al año.
La apuesta por la economía circular del proyecto permitirá la reutilización de 50.000 toneladas de desechos de la industrial al año, una vez consolidado el modelo Eco Challenge. Y la nueva tecnología supondrá un ahorro de costes en fabricación de en torno a un 30% por cada par de zapatos fabricados en España