El pasado lunes recaló en Alicante el crucero Aida Perla de la naviera Aida Cruises. Era su primera escala en el puerto alicantino. Procedente de Palma, transportaba 1.400 pasajeros a bordo, en su mayoría de nacionalidad alemana. Sin embargo, su presencia en la ciudad fue marginal. Las restricciones por la pandemia de Covid-19 han restado impacto en la economía de la ciudad.
Desde que comenzó la desescalada están permitidos los cruceros "burbuja", sin apenas interacciones con la población local. El Aida Perla y los que están por llegar -28 en total hasta el 12 de diciembre-, deberán seguir por el momento las mismas normas.
Como en el caso del Aida Perla, están previstas tres nuevos debuts de buques haciendo escala por primera vez en el Puerto de Alicante: el Marella Explorer 2 (15 de octubre), Aida Mira (15 de noviembre), y Norwegian Pearl (12 de diciembre).
Por el momento sólo están permitidos cruceros "de cabotaje" (con salida y llegada en puertos nacionales) según un protocolo aprobado la Conselleria de Sanidad Universal y Salud Pública para el control y prevención de la Covid-19 para los cruceros en buques de pasaje con atraque en puertos de la Comunidad Valenciana.
En ese protocolo estaban recogidas medidas específicas para la gestión de los flujos de pasajeros a bordo y los sistemas de carga, embarque y desembarque, así como las medidas de control y correctoras a aplicar en caso de detectarse posibles casos de Covid-19 entre el pasaje y/o la tripulación.
Grupos 'burbuja'
Los pasajeros que quieren desembarcar en la ciudad tienen que inscribirse y contratar previamente en algún tipo de visita concreta o excursión, organizada de tal modo que interactúen lo mínimo con la población alicantina.
Este hecho, les impide acceder al comercio local con total libertad -si la excursión no está programada en algún establecimiento concreto con anterioridad- y a los negocios de restauración de la ciudad. Sin contratación previa, no puede haber consumo.
Y dentro del propio barco, como ya informó este diario, se han de establecer grupos de pasajeros y tripulantes con horarios diferentes de comida, embarque y desembarque, así como participación en las actividades del barco.
Hasta la pandemia, se estimaba que un día de crucero suponía para Alicante y la Costa Blanca una generación de 300.000 euros. No obstante, con los grupos burbuja y las dinámicas actuales se estima un cálculo como mucho de 80 euros por persona y día, con lo que los menores desembarques de pasajeros derivarán en pérdidas mientras se mantenga la pandemia.
En el último año antes de la pandemia, Alicante bajó en cruceristas desembarcados respecto al año anterior en casi un 37%, según se informó a principios de 2020. perdió 37.000 cruceristas respecto a 2018. La pandemia hizo que las previsiones de 140.000 cruceristas durante 2020 se viniera abajo.
Durante 2021, buques con capacidad para cerca de 3.000 pasajeros tienen una ocupación del 60%. Si a eso se le añade las dificultades de desembarque y organización de grupos, la caída del impacto en la economía de la ciudad se deja notar.