¿Teletrabajan más las mujeres? ¿Existe la culpa por trabajar desde casa? ¿Se tiene en cuenta la salud mental? Y, sobre todo, ¿cuántos días se debe o puede? La pandemia obligó a la implantación de este sistema y 20 meses después aún son muchas las cuestiones que rodean una realidad que el mercado laboral asume sin una regulación clara.
Esta semana la Universidad de Alicante ha destacado el carácter pionero de su regulación en teletrabajo para el personal de administración y servicios. En esa normativa señalan que esta tiene que ser voluntaria, pero con un máximo de dos días a la semana y siempre que se garantice la presencialidad "del 50 % del total del personal adscrito a cada unidad administrativa".
En otro caso, el del Ayuntamiento de El Campello, se anunciaba "el fin del teletrabajo" con la limitación a un día a la semana. Ahí indican que cada departamento se organizará para establecer turnos que permitan un día a la semana de trabajo en casa.
Perfecto Palacio, presidente de la Confederación Empresarial Valenciana en Alicante, se muestra a favor de los ejemplos de esta tendencia, "sin perder los cambios positivos que la irrupción del teletrabajo nos ha mostrado como ventajas en cuanto a productividad y conciliación. Creemos que esta vuelta a la normalidad es necesaria para toda la sociedad y la recuperación socioeconómica".
Teletrabajo y familia
Susana y María trabajan en la misma empresa, en departamentos diferentes, y mientras que una es fervorosa defensora del retorno a la presencialidad, la otra lo es del teletrabajo. La primera aboga por los problemas de falta de concentración que supone estar en casa sin un espacio adecuado y con el resto de la familia pidiendo atención. La segunda, en cambio, valora las posibilidades de conciliación que ofrece este sistema.
Su ejemplo sirve a la secretaria general de UGT L'Alacantí – La Marina, Yaissel Sánchez, a poner el foco en la importancia de abordar este asunto de forma colectiva en la empresa. "Hay un factor importante en el teletrabajo y es que puede recaer en la mujer. Se tiene que tener en cuenta a toda la plantilla para que no caiga en ellas". De ahí que remarque la especial atención a este tema, siguiendo los planes de igualdad, para evitar sesgos que carguen en ellas para que cuiden a otras personas.
La rectora de la Universidad de Alicante también incide en este tema. Y así señalaba al aprobar su reglamento que tienen "una mirada muy atenta al impacto de género" a partir de "los últimos estudios sobre los efectos del teletrabajo en la vida laboral de las mujeres y vigilando para evitar su invisibilidad".
Sánchez apunta que para el correcto funcionamiento en este sentido, la aplicación del teletrabajo se debe de acompañar de más medidas. "Y hacen falta políticas públicas para que ayuden a que haya escuelas infantiles de 0 a 3 años, que no es una edad obligatoria, y que podría permitir teletrabajar sin tener que atender a los hijos". Ese sería solo un ejemplo que facilitaría que "mujeres y hombres puedan ser corresponsables".
Salud mental y laboral
Palacio apunta que desde la CEV esta es una cuestión sobre la que "tenemos que ser especialmente vigilantes" para "evitar un posible agravamiento de las brechas de género". Y ahí añade que otro asunto que les preocupa es "evaluar adecuadamente el impacto en la salud laboral que puede provocar la implantación del teletrabajo, específicamente en las condiciones de excepcionalidad conocidas".
Sánchez coincide en esa preocupación, y no solo por la salud física también por la mental. En ese sentido abre dos vías. La primera en el estrés de la disponibilidad permanente. "Teletrabajar no significa que en tu jornada estés dispuesto las 24 horas a tu trabajo. Eso no es. Tu jornada laboral, como la tengas distribuida, es para ejercerla a distancia, no se trata de extenderla más, porque si no, no se puede conciliar".
La otra vía que señala Sánchez como ejemplo de la complejidad que implica regular esta herramienta es la del estrés por la falta de contacto social. "Si le impones el teletrabajo a una persona cuya sociabilización se producía en el ámbito laboral, le impones la soledad y eso puede ser complicado y generar muchas frustraciones".
Todos coinciden en un apartado, como resume Palacio, hay que "avanzar en el análisis y el diseño más a medida de las necesidades de cada empresa y organización". Y asumiendo que "el modelo de teletrabajo experimentado en esta pandemia no puede ser el modelo del futuro, ya que se ha producido en un contexto de urgencia". "Se puede ir avanzando, pero no hay una receta fácil", concluye Sánchez.