Alicante

A finales de los años 90 del pasado siglo la estrategia de "Grandes Eventos" de la Generalitat valenciana para colocar a la región en el mapa nacional e internacional dejaron dos grandes proyectos para la provincia de Alicante. Gobernaba con mayoría absoluta Eduardo Zaplana (PP) y el despegue económico era ya un hecho "incontrovertible" tanto para los valencianos como para el resto de los españoles. la Comunidad debía exhibir "poderío".

Benidorm, la capital turística gobernada por Vicente Pérez Devesa (PP), consiguió ingentes inversiones para construir un parque temático que podía competir de tú a tú con PortAventura (Tarragona), Isla Mágica (Sevilla) e incluso el proyecto Disneyland París: Terra Mítica. Alicante, gobernado por el también popular Luis Díaz Alperi, pidió albergar los mayores estudios cinematográficos de Europa: Ciudad de la Luz.

Sin embargo, ambos proyectos corrieron distinta suerte. Las obras en Terra Mítica cumplieron el calendario establecido desde la constituyó la Sociedad Parque Temático (luego Sociedad Proyectos Temáticos que englobaría todos los Grandes Eventos), en 1996. Por eso el parque se pudo inaugurar en 2000 con presencia del príncipe de Asturias, hoy Felipe VI.

Muy al contrario, las obras de Ciudad de la Luz se demoraron. El proyecto se presentó varias veces pero oficialmente fue en verano de 1998 cuando se dio el empuje definitivo a un complejo cinematográfico que no fue abierto, en su primera fase, hasta 2005, de la mano del cineasta Luis García Berlanga (que siempre defendió la construcción en Sagunto) y del sucesor de Zaplana, Francisco Camps.

El primer fiasco de ambos proyectos fue el fracaso de la Generalitat en conseguir un socio privado a la altura. Y es lo que condujo finalmente al declive de ambos proyectos. Un acuerdo inicial con la multinacional Paramount para que si filial Paramount Parks cogestionase el complejo benidormí y Paramount Pictures el alicantino, se fue al traste al poco tiempo.  

De hecho, fue todavía en esa época (2004) cuando el parque temático benidormí declaró suspensión de pagos. Unos meses después la multinacional americana se salió del proyecto de ocio. En el proyecto cinematográfico, ni llegó a entrar.

Entre Camps y el equipo de Berlanga liderado por los productores José Luis Olaizola, José Antonio Sáinz de Vicuña y José Ferrándiz, se llegó a un acuerdo un año antes de su apertura para que la Generalitat se hiciese el propietario único del complejo y dejase su gestión a los berlanguianos (0,2%).

Los grandes sueños de grandeza del complejo se fueron por el desagüe y cada año el Síndic de Comptes de la Comunidad Valenciana afeaba las deudas y los contratos irregulares mientras desde el Consell utilizaban los rodajes para que Camps y los suyos se hiciesen fotos promocionales con actores y directores famosos.

Las 47 películas rodadas en los estudios apenas dejaron dinero y la deuda de un proyecto cercano a los 500 millones iniciales (no llegó porque no se construyó el superplató anunciado) se iba acrecentando año a año. Y pocos títulos sirvieron para darle prestigio: Lo Imposible, Astérix aux jeux olympiques, No habrá paz para los malvados, Lo que sé de Lola, La dama boba, El camino de los ingleses, Manolete Mentiras y gordas o Balada triste de trompeta

Y a Europa llegó la denuncia de unos pequeños estudios y del gigante londinense Pinewood por competencia desleal. Tanto por haber usado dinero público para construir unos estudios que competían con los privados, como por los patrocinios y subvenciones concedidas a los rodajes.

El socialista Joaquín Almunia presidía entonces la Comisión de la Competencia Europea (de 2010 a 2014). En 2012 ese organismo dictaminó que los 265 millones de dinero público (no se contabilizó el presupuestos inicial) que costó la construcción de los estudios cinematográficos de Ciudad de la Luz y las ayudas que se dieron a la producción cinematográfica fueron «ilegales».

El Reino de España (la Generalitat Valenciana) debía recuperar ese dinero y revertirlo al erario público, en principio, vendiendo el complejo. No se podría hacer cine allí durante 15 años como sanción.

En 2014, ya con Alberto Fabra como presidente de la Generalitat, éste anunció la venta del complejo por lotes con un precio de 94 millones. En julio del año siguiente se declaró desierta la venta por no cumplirse las condiciones del pliego de condiciones. Un año después, ya con el Gobierno Botánico de Ximo Puig (PSPV) plenamente operativo, la nueva venta también quedó desierta.

Desde la Sociedad Proyectos Temáticos de la Generalitat consiguió de Europa mantener la propiedad mientras no sirviese para hacer cine ni ningún proyecto audiovisual mientras negociaba rebajar la sanción de 15 años. De ahí surgió el proyecto de ubicar allí el Distrito Digital. Luego el centro de vacunación o el lugar de recepción de los refugiados ucranianos. Ayer, Ximo Puig anunció el levantamiento de la sanción este año.

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