A nadie, en el viaje inicial del Avlo Alicante-Madrid, le ha pasado inadvertido que no se trataba de AVE normal y corriente. El llamativo color morado del convoy y la presencia de medios de comunicación hacía de este viaje algo diferente a lo que están acostumbrados. A algunos incluso, ha habido que explicarles porque su viaje iba a ser especial porque no habían adquirido ellos mismos los billetes a un precio desde 7 euros.
Leo se muestra encantado. Es de los que no sabe que viaja en el tren inaugural de Avlo entre Alicante y Madrid. Originario de Austin (Texas) es la tercera o la cuarta vez que viaja en tren en España y afirma que los ferrocarriles españoles son muy confortables, sobre todo para personas tan altas como él. Además, valora especialmente la facilidad y comodidad de la estación de Alicante para los viajeros.
"En EE.UU. el servicio es mucho peor. Allí, en Austin, la ciudad de Elon Musk, no tenemos estas infraestructuras y la gente viaja en coche. Ahora dicen que quieren construir un ferrocarril. Pero allí los trenes son mucho más lentos, van como los coches", explica Leo.
Considera de los 40 euros que le ha costado el billete a él y a su acompañante para viajar más de 400 kilómetros es un precio muy barato. "Un coche para los dos nos había salido mucho más caro y vamos mucho más cómodos".
Esther y Tania viajan desde Alicante a Madrid por trabajo. Tampoco saben que es el primer servicio de Avlo entre las dos ciudades y desconocen cuánto les ha costado el billete ya que los han adquirido desde una plataforma de su empresa.
Charlan en una cafetería vacía porque el Low Cost de Renfe carece de este servicio. El único modo de adquirir comidas o bebidas es en el carrito que va pasando por los vagones. A ambas les ha extrañado tanto que no hubiese nadie en la cafetería como que hubiese limitaciones en sus maletas.
"Está muy bien porque es un viaje corto, si además es más económico", señala Tania. Exceptuando esos dos servicios, consideran que el tren de Avlo es igual que un AVE de los que están habituadas a coger.
Toñi y Gema, madre e hija, viajan en el primer vagón. Compraron los billetes hace tan sólo dos semanas y notan el ahorro. A Toñi, con la tarjeta dorada el billete que antes le salía por 72 euros ahora lo ha conseguido por 27. "Yo vengo mucho desde Madrid a Alicante y a esos precios voy a venir más", comenta.
Que el tren no tenga servicio de cafetería no les importa. "Es que es un trayecto muy corto, no necesitas consumir. Nosotras lo único que subimos es una botella de agua", afirma Gema. Tampoco la limitación en el equipaje porque Toñi viaja muy a menudo y no necesita llevar mucha ropa.
Con lo que está muy enfadada es con el hecho de que se haya cambiado la estación de Atocha por la de Chamartín en Madrid. "Yo vivo en la zona sur y cogía mi cercanías hasta Atocha, subía unas escaleras y ya estaba en el tren. Ahora tengo media hora más hasta Chamartín. Y la estación está imposible. No hay ni donde sentarse porque van todos los trenes del norte más los de Alicante y Valencia. Es un desastre y encima dicen que vamos a estar así 6 años".
Ambas consideran que la liberalización del servicio ferroviario será muy bueno para el pasajero. "Tenía curiosidad de ver cómo era el tren de Avlo, pero es igual que los AVE. Ahora quiero ver como son los de Ouigo, cuando empiece", afirma Gema.
"Yo dije, ¡vamos a ver! -responde su madre-, como estamos acostumbrados a pagar mucho por todo no me fiaba mucho de que fuese igual que los AVE. Yo me decía, ¡a ver si tenemos que bajarnos para empujar!", añade Toñi con humor.