La Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja Alicante) informa que el arroz bomba cultivado en el parque natural Marjal de Pego ha incrementado la producción en un 15% respecto al año anterior, algo que no parece del todo satisfactorio. "Veníamos de un 2022 muy malo, con una merma superior al 65% de una campaña normal, por lo que esta pequeña mejoría no es suficiente para compensar la falta de stock, lo que se traducirá en que habrá poco producto en el mercado".
La principal razón que ha propiciado este ligero aumento en la producción ha sido que este año, concretamente en la zona arrocera por excelencia de Alicante, el hongo Pyricularia oryzae no ha sido tan lesivo como la pasada campaña. “Eso no significa que no siga existiendo; seguimos sin tener ninguna materia activa autorizada que sea eficaz para tratar la enfermedad que amenaza la variedad mayoritaria en la zona de la Marjal de Pego”.
Pep Orihuel, representante de la sectorial de ASAJA Alicante explica que el serreix, la maleza descontrolada, sigue siendo un serio problema para este cultivo, y ante la pasividad y falta de acción de las Administraciones, que a pesar de las reivindicaciones no plantean medidas eficaces para controlar las malas hierbas sin disparar los costes de producción, los agricultores de la zona se las ingenian con estrategias como la “falsa siembra”.
Habitualmente, estas malas hierbas suelen tener un crecimiento más rápido que el arroz, con lo cual consumen mayores recursos y disminuyen el espacio de crecimiento del cultivo por lo que, a través de esta técnica se consigue “engañar” a las plantas indeseables que se encuentran en el terreno para que crean que se ha preparado el suelo y ya puedan empezar a crecer. Sin embargo, en vez de sembrar directamente, los agricultores esperan a que estas malas hierbas empiecen a crecer para luego volver a arar y evitar que estas progresen.
Por su parte, Vicent Dominguís, también de la sectorial de arroz de ASAJA Alicante y gerente de Pego Natura, insiste en la necesidad de que administraciones y grandes marcas apuesten por promocionar y comercializar otras variedades como el bombón, tolerantes a la salinilidad de la zona.
En 2016, ASAJA Alicante impulsó la plantación de esta variedad, que tradicionalmente fue el arroz que los agricultores de la zona cultivaban para uso privado por sus mayores propiedades, hasta su desaparición a mediados de los años setenta, pues la alta división de la superficie agraria de los arrozales del Parque Natural hizo inviable la rentabilidad de unos cultivos destinados a satisfacer a una industria que demandaba arroces de gran productividad.
Sin embargo, Dominguís defiende la recuperación de esta variedad por ser más resistente a la Pyricularia y pide un apoyo unánime para que esta encuentre salida comercial e incentivar su consumo, igual que en su día se hizo con el bomba.