¿Recuerda lo que era bailar en una discoteca? ¿Y tomar una copa sin mascarilla? ¿O que el portero no te mirara el móvil para ver un QR? Estas son solo un par de restricciones que en estos meses de pandemia ha tenido el ocio nocturno. Su patronal en Alicante, Alroa, espera dejarlo ya totalmente atrás y que este sea el verano de la recuperación.
"En la conciencia del sector está que esto es irreversible", cuenta el presidente de Alroa a propósito de la desescalada que se está aplicando en las medidas sanitarias sobre el comercio y la hostelería. Javier Galdeano confía en "las voces autorizadas que dicen que esto dejará de ser una pandemia dentro de poco y que se tratará con la misma naturalidad que se tratan otras patologías contagiosas que hemos sufrido".
De ahí que desde la Asociación de locales de restauración y ocio de Alicante esperen que "si se regulariza el concepto de crisis sanitaria, va a regularse también la actividad del sector, con la eliminación de las restricciones totalmente". Y ahí lleva la mirada a la diversidad de países que ya han anunciado los cambios de normas sanitarias durante los últimos días. "Vemos que hay países que nos han adelantado por la derecha", apunta en referencia a Noruega e Italia, entre otros.
La clave que marca la visión de Galdeano está en que, con un índice de contagios de 1.600, se están levantando las medidas restrictivas. Por eso valora que "aquí se está avanzando" y aunque "nos limita el índice de contagios, va descendiendo extraordinariamente". De ahí que se remita a que "el avance de la regularización, que lo sitúan voces científicas en mayo, nos hace pensar que el verano será el de la restauración de la normalidad".
Sin vuelta atrás
Después de 23 meses de pandemia, con sus consiguientes subidas y bajadas en las olas que arrastraban sus pertinentes medidas sanitarias, Galdeano reconoce que "a estas alturas de la vida nadie nos promete nada". Por ello este optimista avance que maneja para las previsiones del sector no lo basa en declaraciones o guías ofrecidas explícitamente por las autoridades sanitarias administrativas. "Y aunque fueran manifestaciones tampoco nos fiaríamos porque hasta ahora esas revelaciones de otros momentos no se han llevado a cabo".
Y ahí retoma de nuevo el plan basado en los números sanitarios y la respuesta por parte de las autoridades estatales y autonómicas. "Tenemos que ver los números. Y si antes con un 300 de incidencia estábamos encerrados, y ahora con 1.800 estamos abiertos, las mascarillas se quitan…", la conclusión que anticipa le parece obvia.
"Esos actos de la administración son los que nos indican que ellos entienden que esto no tiene vuelta atrás y este es el principio de la regularización", concluye. "No va a volver hacia atrás, de aquí a cuatro meses en adelante malo sería que en un restaurante o en un pub estuviéramos con mascarilla. Ni lo contemplamos".
Lo impredecible
César Anca, compañero de Galdeano y presidente de la Asociación de Restaurantes de Alicante, se muestra mucho más cauteloso en lo que respecta a los planes de futuro. Y la razón para esa prudencia no la tiene que buscar muy lejos. "Nadie se esperaba una sexta ola. Todos veíamos en octubre y noviembre que teníamos un otoño con una recuperación que no era para tirar cohetes, pero que era moderada y estable, y preveíamos unas navidades históricas".
El choque con la realidad del coronavirus y su variante ómicrón desmontó todos esos planes. Ahí Anca es pesimista sobre la gestión porque "a las administraciones esto les queda grande". Y lanza una pregunta a estas: "¿De qué nos sirve estar con cuatro o cinco dosis si en los países de fuera aún no tienen la primera?". La respuesta ya se la anticipa, "lo que vemos es que nadie sabe nada y esto es impredecible".
Mientras, hay que gestionar el día a día con la pandemia. Si un sector como el de las instalaciones deportivas pide la retirada inmediata del pasaporte Covid, Anca recuerda su opinión al respecto: "Era un placebo para entrar con más tranquilidad en los restaurantes". En ese sentido critica a la Generalitat porque "nos usaron para coaccionar a las personas que no se querían vacunar. Y no tenía una utilidad práctica para evitar contagios. Y lo hemos visto. Y lo hemos prorrogado hasta el 1 de marzo como si fuera la medida salvavidas".