Alicante

Una ciudad conectada es una ciudad mejor gestionada. Esa es la guía con la que Aguas de Alicante celebra su apuesta por la digitalización en todos sus procesos. Un trabajo que se inició hace 25 años y en el que destaca la implantación de la red telelectura o lectura en remoto de los contadores de agua.

La distribución y actualización de estos dispositivos representa un papel clave para conseguir esos propósitos, como destaca la propia compañía. Y así lo demuestran las cifras. A datos del 15 de diciembre, la ciudad de Alicante alcanza ya los 167.787 contadores de telelectura instalados. Eso significa que con 204.963 abonados, el 81,86% de ellos disfrutan de las ventajas que aporta esta tecnología.

La lectura en remoto aporta al usuario información precisa de su consumo, con posibilidad de activar alarmas personalizadas que alerten de fugas o consumos no controlados, como sería el caso de ocupación no autorizada de la vivienda. Además, potencia la privacidad del hogar, un aspecto que destacan como imprescindible durante esta pandemia.

A eso añaden que se elimina la obligatoriedad de aportar las lecturas, lo que suprime las estimaciones. De ahí que el usuario tenga la posibilidad de elección de la periodicidad de su facturación. Es decir, que le permite acompasar la factura de agua con los ingresos personales (mensuales, mayoritariamente) y facilita el pago a los colectivos económicamente más desfavorecidos con importes menores.

Ventajas para Ayuntamientos

¿Y qué ganan las Administraciones públicas? Con respecto a los ayuntamientos, la apuesta por la telelectura supone un importante ejercicio de transparencia e impulso a la modernización urbana y del servicio de agua. La aportación de los datos de consumo a los portales de datos abiertos municipales, convenientemente despersonalizados, es un claro impulso de las ciudades inteligentes.

Eso se traduce en nuevas aplicaciones de estos datos en el ámbito social, como la teleasistencia a personas mayores. El control exhaustivo de los consumos de las instalaciones municipales en parques, jardines, oficinas o colegios es otra de sus ventajas. En dichas instalaciones, la información detallada 24x7 a través de la Oficina Virtual Online y las alarmas por potenciales fugas o consumos anómalos cobran especial relevancia, dado su gran tamaño y la concurrencia de público.

Si se pone el foco en lo global, Aguas destaca que esta medida ayuda a mejorar el equilibrio necesario para hacer más sostenible el suministro de un bien de primera necesidad. En primer lugar, logra incentivar el consumo responsable y la retroalimentación de sus consumos ayuda a fomentar el ahorro de agua por parte de la ciudadanía.

Un punto de vista que se destaca es el impacto de dejar de desplazarse para la comprobación de datos. Y eso tiene dos consecuencias. Una, apoya las políticas de reducción de la siniestralidad laboral ya que se evitan potenciales siniestros relacionados con la circulación o por el acceso a emplazamientos de contadores complicados o peligrosos. La segunda es la reducción de las emisiones de CO2 porque hay una menos vehículos circulando. Solo en Alicante se calcula que son 8 toneladas de CO2 no emitido por año.

El apoyo a los ODS

La compañía destaca en cada uno de estos puntos la asociación con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ODS, que marca la Agenda 2030. Estos motivan más que nunca que la apuesta por la innovación y el desarrollo tecnológico sean el foco de acción para Administraciones y empresas. La inteligencia artificial y las tecnologías digitales pueden convertirse en elementos de impulso para la Agenda 2030, con los datos como elemento común sobre el que se fundamentan.

Eso es lo que refuerza el ideario de Aguas de Alicante y el trabajo de años vinculando innovación y ODS. Un nexo que consideran transversal y que gira en torno a un recurso valioso y escaso. De ahí que destaquen que si a través del agua nos afectan muchos de los efectos del cambio climático, como sucede con los eventos extremos, también a través de él puede llegar una parte esencial de la adaptación. Por su impacto en la higiene, la salud, la educación, la igualdad, el modo de vida y la alimentación, es el recurso vital para el desarrollo sostenible y uno de los pilares que sostiene la Agenda 2030.

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