Alicante

En septiembre de 2015 fundó Coverwallet y en noviembre de 2019 la había vendido a la multinacional Aon. Era la tercera vez que Iñaki Berenguer conseguía vender por una suma millonaria la empresa emergente que creaba. Esta vez sigue como alto ejecutivo en ella, pese a dejar la dirección el pasado junio, y ya piensa en un nuevo camino al futuro. Las lecciones aprendidas en este viaje sobre la gestión de macrodatos le servirán para abrir el próximo jueves el congreso de Alcoi sobre ciudades inteligentes.

Desde Madrid, donde está viviendo ahora, Berenguer repasa el vértigo vivido en estos seis años con su plataforma digital de seguros para pymes. "Crecimos muy, muy rápido. Ahora mismo somos 500 personas: 350 en Nueva York, 70 en Madrid, 30 en Valencia y 50 repartidas por el resto del mundo".

Con la compra del segundo mayor grupo de seguros por una cifra que no se hizo pública aunque sí se supo que en rondas de financiación llegó a reunir 60 millones de dólares, su papel pasaba a ser otro. "No seré el que toma las decisiones ejecutivas, seré como parte de la familia. Entre ahora y final de año me voy desligando de mis responsabilidades del día a día y estoy ayudando en las reuniones más estratégicas", explica.

Este es un raro momento de respiro en la vida de Berenguer, sabedor de las expectativas que puede haber sobre su nuevo proyecto empresarial. "Da igual que tengas éxito que no. Solo pasar de cero a quinientos empleados con la cantidad de gente que tienes que contratar y despedir, eso te consume". De hecho, "el 40 % de mi tiempo en los últimos seis años ha sido entrevistar a gente, tanto a los que acabas contratando como los que no. ¡Imagínate la cantidad de horas!".

Enfocado en el éxito

Con la misma franqueza que reconoce que el trabajo de estos años "me ha quitado toda la energía, de momento", Berenguer recuerda que tuvo esa misma sensación cuando estaba a punto de vender Pixable por 26,5 millones de dólares. Montar su primera empresa, una aplicación dedicada a la organización y edición de fotos en el móvil, ya le hizo pensar que "nunca más voy a montar una porque es demasiado intenso".

Aun así repitió dos veces más. Y para que eso funcionara, "la única forma de que tenga éxito y crezca muy rápido es estar obsesionado y enfocado en la empresa". Un ejemplo de ello es que en los primeros cinco años de Coverwallet "no me he ido ningún día de vacaciones y todos los fines de semana he trabajado". La intensidad de su ritmo se ve cuando señala que los sábados y domingos "es verdad que se trabaja un poco menos en lugar de las once o doce de un día entre semana".

Ahora se dice que ese esfuerzo "ha valido la pena, pero no hace falta que lo vuelva a hacer". Y ahí cita a varios amigos que también están habituados a dar charlas motivacionales sobre emprendimiento para concluir que "estás seis años que lo das todo, pero te compensa para el resto de la vida". De momento, reitera, toca recargar pilas.

Invertir y emprender

En ese tiempo, seguirá conectado con las múltiples emergentes en la que ha invertido. "Porque no es lo mismo dar dinero, y me voy de vacaciones una semana, que el captain of the ship que no le puede pasar los problemas a nadie", apunta. 

Su experiencia en estos años creando negocios lo ha ido aplicando también a muchos otros emprendedores. Eso es lo que le permite tener inversiones en setenta empresas, principalmente en Estados Unidos. "Eso son muchas reuniones, pero no es estresante. Lo que es estresante es montar la empresa", afirma. De hecho, es presidente en iPronics.

Y lo cierra con un ejemplo. "Cuando escribo en libros de gestión creen que lo que vas a enseñar es a elegir entre dos opciones: la buena y la mala. La realidad es que cuando la montas tienes que elegir entre una mala y una muy mala. Eso es muy, muy estresante".

En esta nueva fase se siente más cómodo como inversor porque "puedes pasar muchas horas hablando con la gente, pero no tienes estrés, y estás intentando influenciar para que se tomen las buenas decisiones, pero el responsable es el emprendedor".

De ahí que al contraponer ambas funciones, valore que "pasan los años, miras atrás y te sientes muy orgulloso, pero esos cinco o seis años son muy sacrificados. Ahora mismo, no tengo nada en mente de montar otra empresa". Eso sí, matiza, "tengo que recargar baterías, pero el gusanillo te puede picar otra vez".

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