Alicante

¿Por qué les gusta tanto a los británicos la provincia de Alicante para disfrutar sus vacaciones? La historia se remonta a los años 60 y sirve para mostrar cómo se transformó el territorio para recibir a los turistas y cómo se democratizó el derecho a las vacaciones.

El catedrático Fernando Vera de la Universidad de Alicante analiza esa cuestión para EL ESPAÑOL y empieza recordando que "el turismo es consustancial desde el siglo XIX en la provincia". Ese "convivir con el veraneante creó una idiosincrasia en la población proclive al entendimiento, a la hospitalidad".

El siguiente punto es cuándo puede permitirse la gente salir de su país. El siglo XX es el que obliga por ley a que existan las vacaciones pagadas para los trabajadores. Es lo que Vera define como "la conquista del tiempo libre, la gente viene porque tiene tiempo y un mínimo de renta para poder disfrutar de unas vacaciones".

En Reino Unido llegaría en 1938 con el acta de las vacaciones con paga. No sería hasta muchos años después cuando esto generaría un impacto suficiente. "El despegue del turismo de masas lo cambia a finales de los 50 porque cambian los mecanismos de producción del turismo", apunta Vera.

Por un lado, están los empresarios que ven un negocio en mover grandes cantidades de gente fuera de su país. Por otro, los que esperan recibirlos. Ambas partes coinciden en particular en Benidorm. Los primeros son los llamados turoperadores que, en el caso de Reino Unido, incluso propiciaron la planta hotelera en el que era un pueblo pesquero.

El reto era ofrecer a los trabajadores, a millones de ellos, un lugar que estuviera al alcance de su economía para estrenar ese nuevo ocio. En ese cálculo de costes, los turoperadores británicos estaban inevitablemente atados al avión para moverlos y el destino tenía que estar en una determinada horquilla de distancias.

Sol y playa a dos horas

La costa de España cuadraba perfectamente con ese requerimiento. "Benidorm favoreció a los británicos por la orla de dos horas a dos y media de desplazamiento en avión", indica el catedrático de Análisis Geográfico Regional. Y así, con la apertura en 1967 del aeropuerto en la pedanía de El Altet, "se convierte en fundamental".

"Sin duda, el factor precio fue un factor de competitividad en el despegue, era determinante para captar grandes volúmenes", razona Vera. "Y eso lo fue al principio y luego lo ha sido, pero no al mismo nivel. El coste de los paquetes turísticos, lo que costaba que viniera un obrero, era un motivo para venir a estos lugares".

España suponía para el resto de Europa una gran oportunidad vacacional. Diez años después de que terminara la Segunda Guerra Mundial el país entra en la ONU y con ello se abren lazos comerciales en un país que había vivido una severa posguerra durante el franquismo. En esos factores diferenciales, Vera resalta los salarios bajos y el coste reducido de los servicios en general.

Eso sí, a mediados de los 50 no toda España está en el mismo nivel de desarrollo, lo que será clave para el futuro. "Hay una relación causal entre las zonas que tenían una economía más floja y que se lanzan al turismo como alternativa porque sus bases eran muy débiles" frente a otras donde la agricultura es un sector más fuerte: "Para Calpe, Benidorm o Torrevieja era una manera de dar un vuelco a su trayectoria".

Y ahí Benidorm se adelanta de la mano de Pedro Zaragoza, que impulsa un plan de urbanización. "El gran acierto de Benidorm es un plan urbanístico modélico que concibe un ensanche con bloques abiertos", valora. Ese "planteamiento rompe una visión elitista y más amplio en las clases sociales, Zaragoza recuerda que fue el despegue de las clases más medias".

La clientela internacional impulsa el llamado desarrollismo en España. En el caso de Benidorm, "comportaba no solo edificar de manera diferente, si no crear infraestructuras que crearan una actividad con hostelería y comercio local". El siguiente paso es que "los turoperadores establecen acuerdos con estos emprendedores y empiezan a canalizar" al turista.

¡Welcome!

"El mercado nacional británico encuentra lo que va demandando un precio muy asequible, unas playas absolutamente adecuadas para el sol y playa y la animación de un gran destino turístico. El británico se siente cómodo y ve una hospitalidad", razona. Benidorm entendió que "cuando configuras un espacio de destino turístico en una nacionalidad dominante, encuentran un ecosistema favorable para que se sientan cómodos".

Vera subraya en el caso de Benidorm que la relación de los turoperadores es "a través de emprendedores locales, que son hoy en día grandes cadenas regionales". "Muchos emprendedores fueron de la propia ciudad mientras que otros municipios lo dejaron en manos externas y de promotores inmobiliarios que se convertían en parte del sistema. En Benidorm marcó su proceso y su forma de organizarse".

En esa relación los turoperadores buscan bolsas turísticas "que se negociaban cada año" donde "se establecían los precios" y tenían en Benidorm "un sitio donde hay miles de plazas hoteleras". Los empresarios locales contaban con ello y eso les permitía hacer sus previsiones porque "venían para negociar con un año de antelación". Un punto ahora "impensable con la reserva de último momento y la gestión sin intermediarios".