En el pasado pleno del Estado del Municipio el señor González empleó más de 300 minutos a exponer a todas sus opiniones y visiones particulares sobre la percepción de la realidad de Elche que nos trasladaron las entidades, representantes de las pedanías y de diversas asociaciones que intervinieron. El propio González calificó el pleno y su incontenible afición por hablar y hablar y hablar como “tostón”.
Pero lo más significativo de este pleno no fue su capacidad para aburrir hasta las piedras en esos 300 minutos interminables, sino los insultos, descalificativos y desprecios que profirió al jefe de la oposición en el ayuntamiento: Pablo Ruz. Consciente o inconscientemente este señor convirtió un debate que sólo debería servir para escuchar a toda la realidad social del municipio en un monólogo que nos llenó a todos de vergüenza.
Hasta tal punto llegó que se atrevió a afirmar que Pablo Ruz trabajaba como profesor (11 años, por cierto) por “no por haber aprobado una oposición sino por saber hacer muy bien la genuflexión” despreciando, con ello, a todos los profesores de centros concertados de nuestra ciudad. Éste es el nivel.
González (alias el tostón) está acabado políticamente. No sólo por haber dinamitado el propio debate del estado del municipio con su torpe y desmedida reacción, sino porque sus hechos, palabras y acciones son las propias de un hombre incapaz de aportar nada útil a la política activa.
Sus indecisiones, su falta de visión real de la ciudad, su menosprecio a la labor de la oposición, su capacidad para meterse en problemas, su nula voluntad para solucionar asuntos pendientes, etc. son fiel reflejo de su agotamiento como político.
No podemos olvidar que este señor lleva desde 1995 en política y percibiendo un sueldo político ininterrumpidamente salvo el corto intervalo de tiempo que va desde 2013 a 2015. Es el vivo ejemplo del superviviente nato que ahora es alcalde de Elche porque no podía estar en otro sitio.
A él le da igual todo, el cómo, el dónde, el por qué y para quién, él sólo ha pretendido, en estos más de 25 años, estar. Y fruto de esa concepción antigua, rancia y burocrática de la política se concibe su propia gestión al frente de la alcaldía.
Está ahora aquí como querrá estar en 2023 cuando su propio partido le haya apartado de la candidatura a la alcaldía por sus fricciones con Soler, decisión de sobra ya conocida por todo el Partido Socialista (a quien, aun siendo González alcalde no consiguió vencer en ningún proceso interno de la ejecutiva local). Aunque, mas qué fricciones, podríamos afirmar que el propio PSOE de Elche es quien no quiere a González ni como alcalde, ni como candidato.
Somos conscientes de lo descentrado en su labor política que encontramos últimamente a este señor. Un alcalde que en un año ha sido reprendido en tres ocasiones por el Síndic de Greuges, condenado por vulnerar los derechos de la oposición y ahora sabemos que nuestra denuncia ante fiscalía anticorrupción le tiene bien inquieto, pues asume que sus supuestas irregularidades en el seno de la Junta de Gobierno pueden suponer un triste final para una tan dilatada carrera política. Pero no sólo es esto.
Estos seis largos años en la alcaldía de esta ciudad se han convertido en el perfecto reflejo de lo que nunca debe hacer un alcalde. Así está la ciudad. Y de hecho los únicos proyectos realmente determinantes no han sido promovidos por él sino por su socio de gobierno: Compromís.
Han pasado dos años de legislatura y para la ciudad ha sido una eternidad, dos años sumados a la anterior legislatura sin poner en marcha ningún proyecto de envergadura que atraiga empleo y prosperidad a Elche. El ejemplo más evidente es que han sido incapaces de sacar a delante el proyecto del ascensor para en la Asociación del Parkinson de Elche. Un ascensor con el que se comprometieron en 2017 y sigue sin adjudicarse.
Eso sí que es un tostón, sus mientras y promesas incumplidas. Más que una falta de compromiso, es un insulto a toda la sociedad ilicitana, que 5 años después y haber aprobado varios presupuestos municipales por más de 1.000 millones de euros no hayan tenido la capacidad, ni la sensibilidad con las personas que más nos necesitan. Si no son capaces de poner un ascensor. ¿Qué futuro nos espera?
Le pedimos, como ilicitanos, que se centre en lo importante; que se olvide de Pablo Ruz de una vez y desatasque tantas cosas obstruidas por su incapacidad. Que hable menos, acorte sus soporíferos discursos y sea capaz de hacer, aunque sea ya en la recta final de su mandato, algo útil para Elche.
Le pedimos que, aunque sea tarde, gobierno para todos y que tanta palabra vacía se convierta, por fin, en hechos que nos permitan reiniciar todo en 2023 con cierta base. Pero, también le decimos, que, aunque no sea capaz de hacerlo, lo haremos nosotros cuando recuperemos la alcaldía para devolver la ilusión, la esperanza y un futuro prometedor a esta gran ciudad que tanto merece y que Carlos González, castiga.
Sergio Rodríguez es vicesecretario del Partido Popular de Elche.