Elche

No es, ni mucho menos, el colegio más antiguo de la ciudad, donde hay otros como El Palmeral, antiguo Primo de Rivera, que tiene más de 50 años. Inaugurado en 1985, el CEIP Ausiàs March de Elche se levantó en Carrús para dar respuesta a la alta demanda poblacional del barrio -obrero- más poblado de la ciudad. Pero pronto, muy pronto, se confirmó que el lugar escogido, la ladera del río Vinalopó, no fue, ni mucho menos, el más indicado.

Ahora, 36 años después, los problemas de cimentación que arrastra ha llevado a la administración al anuncio de su cierre sine die a 24 horas del inicio de las clases. ¿Volverán alguna vez los niños a esta infraestructura? Aún está por determinar, pero es posible que no. 

El Ausiàs March se alza "sobre una zona de relleno aluvial colindante al talud del cauce" del Vinalopó, explican fuentes de la conselleria de Educación, que añaden con "el paso de los años, la erosión y falta de estabilidad del terreno" ha afectado a la estabilidad de la cimentación.

¿Se trata de una problemática nueva?

Todo lo contrario. Estas mismas fuentes confirman que, a los pocos años de abrir sus puertas, es decir, en la década de los 90, se empezó a detectar que algo no iba bien en la salud de la infraestructura, "y las reparaciones en la cimentación que se han efectuado desde entonces hasta ahora no han resultado efectivas a la hora de estabilizar la cimentación".

O en otras palabras, se ha intentado un plan de contención durante décadas y no ha funcionado. A todo esto hay que sumar un riesgo mayor que anteriormente no se había contemplado: un nuevo fenómeno metereológico como la DANA, de la que se cumplen dos años de la última, podría ser fatal para los cimientos, aseguran fuentes municipales.

¿Esto significa que el centro presenta riesgo de derrumbe?

No exactamente, ese escenario "esta todavía lejos", responden desde Educación, órgano cuyos técnicos se está encargando de elaborar las evaluaciones del edificio. Así que la solución adoptada ha sido la de, "por prudencia y precaución", señaló el alcalde de Elche, Carlos González, hace seis días, cerrar el colegio de Infantil y Primaria.

Desde entonces se ha vuelto a hacer un análisis técnico, en este caso más completo "y a fondo" de la cimentación para estudiar si es posible solucionar el problema de forma definitiva o si por el contrario, habría que forzar su derrumbe. 

¿Dónde va la comunidad educativa?

La decisión adoptada ha sido la de trasladar a los 260 alumnos y al profesorado al vecino colegio público Casablanca, de 171 estudiantes, cuya "capacidad suficiente" permite albergar las nuevas clases aunque, eso sí, se ha necesitado la instalación de barracones con asesos para las cuatro aulas de Infantil.

El Ausiàs March en un momento en el que se trasladaba el mobiliario al Casablanca. Ayuntamiento de Elche

Ambos centros educativos son conocidos en la ciudad por dar acogida a una alta tasa de alumnado inmigrante puesto que el barrio, Carrús, ha pasado de ser la receptora de la inmigración de interior como de Andalucía o Extremadura atraídos por el 'boom' del calzado en los años 60, a sumar desde hace os décadas a familias de países como Marruecos, Senegal o Colombia. 

¿Cierre in extremis?

Otra de la preguntas que sobrevuelan sobre este caso es, ¿Se decidió su cierre in extremis a falta de un día para que comenzaran las clases? Del anuncio difundido por el Ayuntamiento el pasado martes no quedaba clara esta cuestión, por lo que la oposición denunció "el caos" del inicio de curso. 

“Desde el Partido Popular exigimos una explicación del ayuntamiento de por qué, a

un día de empezar las clases, han tomado la decisión de cerrar el colegio y por qué no se ha solucionado antes. Son muchos miembros de la comunidad educativa los que nos han trasladado su malestar por la falta de previsión”, afirmó el portavoz municipal Pablo Ruz.

Preguntada a la concejala de Educación, María José Martínez responde que no han tomado la decisión "ahora", sino que lo llevaban estudiando "desde hace meses", cuando se detectaron los síntomas de desgaste. "Pero se pensó que no habían avanzado tanto", dice en alusión a "una de las grietas gordas" que se ven desde la calle "y que ha aumentado".

Así que se volvieron a hacer revisiones técnicas, se confirmó el deterioro acentuado y, añade, en agosto se empezó a comunicar a padres, madres y representantes del AMPA que los niños y niñas cambiarían de colegio hasta que se resuelva la situación. Si es que se puede resolver. 

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