Elche

Los oficios artesanales tienden a desaparecer. Es lo que algunos llaman ley de vida. En Elche saben muy bien de lo que hablamos ya que atesora varios ejemplos que responden a este perfil. Uno de ellos es el del aparado, ejercido tradicionalmente por mujeres que, en condiciones muy precarias, cosen y ultiman el zapato. Una de ellas, Loli García, decía en un artículo reciente en este medio que las aparadoras "no tienen futuro" porque "ni casi tenemos presente". 

Otro trabajo artesanal es el de la confección de la Palma Blanca, a cargo tradicionalmente de las rizadoras. Este elemento ceremonial es portado por miles de ilicitanos e ilicitanas en la procesión del Domingo de Ramos que este año se celebra el próximo 10 de abril tras la cancelación de las dos últimas ediciones por la pandemia, lo que hizo temblar al sector. 

Pero, ¿cómo es el sector? "Depende de familias, que son muchas y es complicado decir cuantas, pero hay cinco que son las consideradas fuertes porque producen la palma blanca y pueden vivir de ello", responde Vicente Campos, presidente de la Asociación de Palmereros y Palmereras de Elche

De madres a hijas, así ha sido históricamente la transmisión del rizado de la palmera de una costumbre que se remona a, al menos, el siglo XIV. ¿Por qué lo han desarrollado las mujeres? Nos preguntamos. "Porque ellas han hecho la artesanía de las palmas mientras sus maridos cuidaban y cortaban la palma", recuerda Conchi Rodrigo. 

Esta hija de artesana de la Palma Blanca y nieta de palmerero, rememora cómo su madre, Pascuala, mimaba las ramas de la palmera "en el taller de casa". Ahora, descansa a sus 94 años. Rodrigo, en cambio, ha tirado por otra rama, nunca mejor dicho. "Yo no vendo, yo enseño el oficio", explica. Es y ha sido estos últimos 24 años la encargada del taller municipal que en 1998 inauguró el gobierno local de Diego Maciá. 

El alumnado, sobre todo mujeres que superan la mediana edad, está formado por "gente de Elche que le interesa seguir una tradición, una cultura". A su juicio, esta traidición estaba "en decadencia total" antes de que ella empezara a impartir las clases. "Pero la gente empezó a interesarse y desde entonces ha crecido mucho hasta el punto de que los participantes del concurso de la mejor palma son todos alumnos mío", asegura. 

Alumando del taller municipal con el alcalde de Elche, Carlos González, en 2017.

Futuro incierto

Esto nos lleva a preguntarnos si este sector tan reducido tiene futuro. Para Conchi, de 63 años, cree que sí porque hay cantera. Campos, en cambio, no lo tiene tan claro. "Está todo entre alfileres porque una de esas cinco grandes familias dejó de producir palma, otras dos los hijos no saben si continuar con el negocio al rebasar sus padres los 80 años y así con todo", aduce.

"Pero sí creo que podría tener futuro porque es una cosa muy vendible", sostiene. Para ello reclama "campañas de publicidad que asocien en toda España el Domingo de Ramos a la Palma Blanca de Elche". Asimismo, recuerda que si bien "en el país ya se han abierto varios mercado" -una de esas cinco familias de Elche vende en Mallorca, otra en Barcelona y Campos está ayudando desde este viernes a vender en los mercados tradicionales de Valencia-, "cabría intentarlo más en el mercado internacional y en países como Polonia, marcádamente católicos". 

Un instante de la procesión del Domingo de Ramos antes de la pandemia. Archivo

Pero, además de ampliar la oferta, habría que revirsar la demanda. "Ahí sí que me preocupa porque la Palma Blanca está muy asociada a la tradición de los abuelos y abuelas de comprársela a sus nietos, cosa que ya no está pasando con los nuevos abuelos, que compran menos". Así, se da la paradoja de que la procesión del Domingo de Ramos de Elche "cada año participa más gente, pero cada vez portan menos palmas". 

Más puestos en Elche

Los puestos de venta de este año del mercado de la Palma Blanca han aumentado hasta los 27. Todos ellos comienzan la venta hoy viernes 8 de abril y continúa mañana sábado 9 en horario de 9 a 21 horas. 

La Plaza de Baix cuenta con 12 puestos, cuatro en Plaza Barcelona, dos en el Mercado de San José, uno en Altabix, dos en Torrellano y siete en la Oficina de Turismo.

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