Con sus numerosos castillos y sus conocidos yacimientos arqueológicos, la provincia de Alicante no es solo turismo y playa, sino también una zona llena de historia.
Un patrimonio histórico que ha sido reconocido a nivel internacional en varias ocasiones, dando lugar a la existencia de varios patrimonios de la Humanidad, Bienes de Interés Cultural y otras numerosas distinciones.
Si bien son muchas las localidades cuyo paso del tiempo ha ido dejando una huella que perdura hasta nuestros días, existe una ciudad que destaca especialmente por su pasado.
Concretamente, Elche es conocida por ser una ciudad cuya historia se remonta a épocas de gran riqueza cultural y estratégica.
Sin embargo, esta ciudad no siempre se llamó así. Y es que sumergirnos en los orígenes de esta ciudad es explorar un auténtico crisol de civilizaciones que moldearon su identidad actual.
La antigua Elche
Elche tiene sus raíces en el nombre Ilici, un término que data de la época íbera, cuando los habitantes originarios de estas tierras fundaron un asentamiento en lo que hoy conocemos como La Alcudia, a unos kilómetros al sur de la actual ciudad.
Ilici fue uno de los principales núcleos de la civilización íbera, y es recordado por su producción artística y comercial, con uno de los tesoros más valiosos: la icónica Dama de Elche, una escultura de relevancia universal.
Cuando Roma conquistó la península ibérica, Ilici floreció como una colonia romana de gran importancia, conocida formalmente como Colonia Iulia Ilici Augusta.
Su ubicación estratégica y fértiles alrededores la convirtieron en un centro próspero de comercio, agricultura y vida cultural.
Durante esta época, se construyeron infraestructuras que dejaron huella en el desarrollo urbano de la región.
De hecho, las evidencias arqueológicas demuestran que el yacimiento en sus tiempos de gloria fue una de las ciudades más destacadas del sudeste peninsular
El paso del tiempo
Con la caída del Imperio Romano, Ilici fue ocupada por visigodos, y más tarde, en el siglo VIII, pasó a manos de los musulmanes, quienes la renombraron como Ilsh o Elx en árabe.
Durante este periodo, la ciudad se trasladó al emplazamiento actual, junto al río Vinalopó, debido a razones defensivas.
Fue bajo dominio musulmán que se desarrollaron los sistemas de regadío que aún hoy sostienen los palmerales, declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2000.
Tras la Reconquista en el siglo XIII, Elx pasó a formar parte del Reino de Valencia bajo la Corona de Aragón, y su nombre evolucionó gradualmente al actual Elche.
Este período marcó un renacimiento cultural y económico, aunque la ciudad mantuvo vivas muchas tradiciones e influencias de su pasado musulmán.
Un legado que trasciende el tiempo
Hoy, Elche se erige como un puente entre el pasado y el presente. Los vestigios de Ilici en La Alcudia, las huellas romanas y musulmanas, y las tradiciones transmitidas a lo largo de siglos dan testimonio de una ciudad que ha sabido reinventarse sin perder su esencia.
Caminar por sus calles, admirar su arquitectura y participar en sus celebraciones, como el Misteri d’Elx, es comprender que Elche es mucho más que un nombre. Es la historia viva de una civilización que ha sabido florecer en cada etapa de su evolución.
En la actualidad, quien desea pasearse por la historia de Elche lo puede hacer recorriendo sus acogedoras calles, así como visitando alguno de sus museos más emblemáticos como el Museo Arqueológico y de la Historia de Elche, el Museo Paleontológico, el Museo Escolar de Puçol o el Yacimiento arqueológico de la Alcudia, donde fue encontrada la Dama de Elche.