La elección de Martín Almagro Gorbea como nuevo académico de honor de la Real Academia de Cultura Valenciana llega con el protagonismo de la Dama de Elche. En su discurso, el que fuera director del Museo Arqueológico Nacional, destaca la famosa escultura ibera.
"Era la urna funeraria de una mujer, una reina divinizada de la ciudad estado de Ilici, nacida hacia el 500 ac y fallecida sobre el 460 ac", ha explicado frente a sus ahora colegas académicos.
El catedrático de la Universidad de Valencia y anticuario de la propia academia también forma parte de la Real Academia de Historia. En su extensa trayectoria destaca su paso como director de la Escuela de Arqueología española en Roma y del Museo Arqueológico Nacional entre 1998 y 1999.
La Real Academia de la Cultura Valenciana valora a través de un comunicado que su nuevo miembro de honor "es uno de los arqueólogos más singulares en España".
Las palabras de ingreso de Almagro Gorbea han tenido respuesta en el secretario de la Institución valenciana, José Aparicio, y el decano de la RACV, José Luis Manglano. Este último reivindicó el papel "de la gente altruista que se acerca a cumplir con su trabajo".
Manglano ha abogado por recuperar "a los referentes como Martín Almagro para nuestra sociedad en estos momentos". De ahí que durante el evento alentó al público congregado en la Lonja de Valencia "a caminar juntos en el orgullo de ser y sentirnos valencianos, con ese compromiso vital de ser un pueblo unido frente al impacto de aquellos que quieren destrozar nuestro histórico Reino de Valencia".
La elección del famoso busto es solo un ejemplo más de la importancia que tiene esta pieza que alberga el Museo Arqueológico Nacional. En 1897 fue expuesto en el Louvre y ahí empezó la atención internacional de los hispanistas que descubrían esta pieza esculpida en piedra caliza.
Su historia está también pegada a los cambios políticos. El gobierno de Franco exigió su retorno a España en 1940 y lo consiguió en 1941, lo que fue celebrado como la recuperación emblemática de la raza ibera. Con ese carácter quedó instalada en el Museo del Prado hasta 1971, cuando se trasladó al Museo Arqueológico Nacional, donde se conserva.
Desde entonces en Elche se ha buscado que pase por la ciudad donde se descubrió, logro conseguido temporalmente en dos ocasiones.