Alicante
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Personajes históricos tan importantes como Marco Antonio o Cleopatra cayeron ante él y fue patrono fundador de la Colonia Iulia Ilici Augusta, llamada Elche en la actualidad. Esta es la historia de Tito Estatilio Tauro, un general romano que es considerado como los mejores militares que ha existido gracias a sus conquistas para Roma.

Para saber quién fue este personaje, que también fue dos veces cónsul, y qué relación tiene con la ciudad ilicitana, hay que viajar en el tiempo dos mil años y situarse en uno de los momentos más decisivos de la humanidad: el surgimiento del Imperio romano. El asesinato a sangre fría de Julio César, apuñalado por un grupo de senadores, hizo que se creará en Roma un triunvirato, triunfo de tres, para evitar volver a estar en manos de un dictador.

La arqueóloga de la Universidad de Alicante e investigadora de los yacimientos de Elche Mercedes Tendero explica que esto sucedió así porque estaban en "un momento crítico y el Senado dividió el poder en tres hombres: Marco Antonio, Marco Emilio Lépido y César Octavio, a quién se le conocería como Augusto".

Los tres gobernantes tenían intereses opuestos, mientras que Lépido no tenía ambición, Marco Antonio y Augusto querían convertirse en el primer emperador del Imperio. Sus diferencias les llevarían a enfrentarse en la batalla de Accio en la costa occidental de Grecia en el 31 antes de Cristo.

Augusto, con sus dos hombres de confianza, Agripa y Tito Estatilio, venció a los ejércitos de Marco Antonio y a los de su aliada y esposa, cabeza del reino helenístico de Egipto, lo que propició el suicidio de Cleopatra por mordedura de una cobra. Tito estuvo al mando de las fuerzas terrestres establecidas en la orilla y las tropas rivales se entregaron a él, siendo esto clave para el triunfo final. 

El victorioso Augusto se convirtió así en el primer emperador del Imperio romano y "era conocido como princeps, el primero en latín", señala la experta, quien añade que el mandatario asumió la herencia de Julio César y todas las posesiones de Roma por Europa y África, apoyándose en personas muy influyentes que le ayudaron a consolidar su poder".

Guerras cántabras

"Agripa era el gran ideólogo, un humanista con una cabeza muy bien amueblada y Tito fue el gran general que le ganó todas las guerras difíciles", afirma. Una de esas empresas fue conquistar el norte de Hispania, lo que le acabaría convirtiendo en patrono de Ilici.

"El general fue al norte, a una zona muy escarpada topográficamente como lo es toda la cordillera Cantábrica desde el País Vasco hasta Galicia, con pueblos muy pequeñitos que casi no habían tenido contacto con culturas más mediterráneas", asegura la arqueóloga. Estas características hicieron que las guerras cántabras contra los cántabros, los vacceos y los astures fueran muy complicadas.

Tendero sostiene que lo que plantearon los defensores "no era una guerra ordenada de un ejército contra otro, sino batallas de guerrillas que hacía difícil conquistar la zona por lo abrupto del paisaje y por la organización en clanes, pequeñas ciudades y pueblos que atacaban cada uno de una manera diferente, por la mañana y por la noche. No había ejércitos organizados con la caballería por un lado y los que disparan las flechas por otro".

900 legionarios en Elche

Es debido a esta complejidad por lo que el emperador deja el problema en manos de su mejor general, quien conseguiría la victoria para Augusto. Tras la hazaña, a los legionarios que participaron se les otorgó la condición de ciudadanos y se les dieron terrenos en dos partes de España. Unos fueron a Mérida y otros 900 legionarios se dirigieron a la antigua Elche con sus familias.

Los soldados dejaron de ser militares y quisieron agradecerle a su general por los beneficios obtenidos. Es en ese momento cuando le declaran patrono fundador de la Ilici. Como expresa la investigadora de la UA, "en aquella época un patrono era una persona al que se le dedicaba todo lo que se hacía en la ciudad, y se celebraba una fiesta extraordinaria de siete días de duración en la que Tito corrió con todos los costes, algo común que se hacía en otros lugares del Imperio romano".

La fortuna de Tito Estatilio Tauro podía costear esa fiesta y mil más gracias al botín obtenido durante las numerosas victorias que había cosechado. Era tan rico que "pagó el primer anfiteatro de piedra de todo el Imperio, espacios que se hacían de madera para que no fuesen tan caros". La estructura se estrenó al más puro estilo romano, con un combate de gladiadores, pero años después se destruyó en un incendio.