Escondido entre la numerosa población rusa de la provincia de Alicante, la Policía Nacional ha detenido a un magnate del petróleo perseguido por la justicia de su país. El hombre de 58 años está acusado de un fraude de 35 millones de euros.
La detención se ha producido en Altea, uno de los municipios en el norte de la costa de Alicante que cuenta con un mayor nivel de vida. Los policías tuvieron conocimiento a través de las vías de comunicación internacionales del interés por parte de la autoridad reclamante rusa por un fugado de la justicia y sobre el que se concluyó que podría encontrarse en el municipio de Altea.
La orden internacional de detención emitida por Rusia le señalaba para ser extraditado por el robo de fondos presupuestarios. Las averiguaciones de la Policía Nacional concretaron el domicilio de dicho individuo y por ello se estableció un dispositivo policial en este municipio para localizarle y en su caso detenerle. Gracias a ese trabajo consiguieron interceptarlo y así arrestarlo.
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La OID emitida por Rusia es breve en su descripción de los motivos por los que está perseguido, como indican fuentes de la investigación a EL ESPAÑOL. Así, señalan que la justicia le reclama por el robo de fondos presupuestarios mientras este ejercía de jefe de la dirección de suministro de productos petroleros de una importante empresa.
La función de este detenido era proporcionar la participación de una empresa en la subasta bajo condiciones que aseguraran la ganancia, determinar la celebración del contrato estatal y el precio inicial. El arrestado, junto a otros, presentaron y aceptaron certificados que contenían información falsa sobre la prestación de servicios. El fraude ascendería a 3.482.179.080 rublos, un valor equivalente a 35 millones de euros.
La pena máxima que le sería aplicable por estos hechos sería de 10 años. El detenido, varón, de nacionalidad rusa y de 58 años fue puesto a disposición de los Juzgados Centrales de Instrucción de la Audiencia Nacional.
La Policía Nacional en Alicante es particularmente activa en este tipo de persecuciones internacionales. Como explicaba el jefe de grupo primero de crimen organizado de la Udyco, "esa idiosincrasia de recepción de turistas o de segunda residencia intenta ser aprovechada por los fugitivos que, aparte de la calidad de vida, es más fácil y llama menos la atención".
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