Reflexiones sobre la escasez hídrica en la Marina Alta, Alicante
Dar una respuesta adecuada a la carencia de recursos hídricos en territorios que padecen un déficit estructural como la provincia de Alicante requiere más de una acción coordinada que de soluciones puntuales individualizadas. Encontrar el punto de equilibrio y conseguir que todos los actores apuesten por la cooperación es, en gran medida, el reto que afrontamos en cada crisis hídrica, que de manera recurrente afectan a la provincia, con episodios muy significativos la Marina Alta. Por tanto, el desafío sobre la seguridad hídrica en la Marina Alta requiere de un enfoque holístico en la gestión y planificación del agua.
España, por su situación geográfica y sus características socioeconómicas, es uno de los países de Europa donde se prevé una mayor afección por el cambio climático. De hecho, tenemos aproximadamente un 30% del territorio en zonas áridas o semiáridas, con un frágil equilibrio entre recursos y demandas.
Por ello, debemos ser conscientes de los impactos inevitables del cambio climático y estudiar soluciones y medidas de adaptación, tanto en sectores productivos (como la agricultura, el turismo y la industria) o en el abastecimiento urbano, pero también en la vertiente ambiental y social.
Se ha detectado una reducción de entre 10% y 20% de los recursos hídricos disponibles en muchas cuencas de la Península Ibérica y una disminución en los caudales anuales (invierno y primavera) especialmente en las cuencas del centro y sur. En algunos territorios, esto está generando una competencia por el agua entre los diferentes usuarios (regadío, abastecimiento, ecosistemas,…).
Según las predicciones de los escenarios climáticos para España, la temperatura máxima aumentará entre 2 y 6 ºC, y también serán más frecuentes los eventos extremos de sequía y de precipitación. A finales del siglo XXI, se reducirán las precipitaciones medias (entre -18% y -38%), aunque se incrementará su variabilidad, y las olas de calor serán de mayor duración. Por tanto, se tendrá menos agua disponible, más inundaciones y más sequías.
El incremento de la temperatura previsto implica que la demanda de agua actual aumente, a la vez que la disponibilidad disminuya por efecto de los cambios de los patrones de lluvia.
La cuenca mediterránea es donde se prevén los mayores cambios. Esta transformación es ya una realidad; sólo hace falta ver los titulares de los periódicos o los informes de los expertos. Además, la disponibilidad afectará no sólo a la cantidad global, sino también a su distribución, con la existencia de distintos microclimas. La complejidad de la situación es tal que nos equivocaríamos buscando las soluciones sólo en el propio campo del agua.
Las actuaciones para mitigar los efectos de estas situaciones de escasez pasan por una buena planificación/gestión de los recursos hídricos (convencionales y no convencionales) para satisfacer las demandas de todos los usuarios, utilizando modelos/tecnologías disponibles en su predicción y seguimiento. Las posibles soluciones deberán combinar diferentes actuaciones, tanto sobre la oferta como sobre la demanda, y además a diferentes escalas. Buenos ejemplos son la economía circular o la digitalización.
Debemos implementar el potencial del uso conjunto de aguas naturales (superficiales y subterráneas) junto a las aguas no convencionales (desalación y reutilización), que pueden articularse como una solución innovadora a los problemas de escasez.
También debemos proseguir en el desarrollo de soluciones de gestión del agua basadas en la naturaleza como sistemas de drenaje urbano sostenible, humedales artificiales, zonas verdes para amortiguamiento de avenidas o para recarga de acuíferos, así como prácticas agrícolas y forestales sostenibles. En definitiva, debemos compatibilizar la seguridad hídrica con la protección y la sostenibilidad ambiental.
La comarca de la Marina Alta es un magnífico escenario para aplicar todas las acciones descritas para encontrar el equilibrio entre la demanda de recursos hídricos y las fuentes de suministro hídrico. Siempre, teniendo en consideración las reglas básicas de la sostenibilidad ambiental, económica y social.
Mª Inmaculada López Ortiz es directora de la Cátedra del Agua de la Universidad de Alicante y la Diputación de Alicante