El tiburón azul o tintorera localizado el pasado domingo en la playa de Les Deveses, en Dénia (Alicante), que protagonizó una viral escena junto a un perro, apareció ayer lunes sin vida en la costa a causa de un ataque de un pez espada.
Nada se pudo hacer para salvar la vida del animal, informa Efe, a pesar de los esfuerzos del equipo de rescate de la Fundación Oceanogràfic, a través de la Red de Varamientos de la Comunitat Valenciana, Salvamento Marítimo y Cruz Roja por devolverlo al mar.
El tiburón, un joven ejemplar de unos dos metros de longitud, fue trasladado a la Universidad de Valencia para llevar a cabo la necropsia. Durante el procedimiento, los veterinarios del Oceanogràfic certificaron que la causa de la muerte fue provocada por tres estocadas de un pez espada en el cerebro.
Este incidente no es aislado, ya que en los últimos años se han documentado varios casos de tiburones azules con lesiones provocadas por peces espada, lo que ha llevado a la comunidad científica a seguir investigando estos episodios, según un comunicado de Oceanogràfic.
"Desde 2016 se han hallado varios casos de tiburones con heridas similares, lo que ha llevado a biólogos y veterinarios a estudiar la interacción entre estas especies. Además, se está investigando si se trata de un fenómeno reciente o de un comportamiento que ha pasado inadvertido", señala la nota de prensa.
A medida que aumentan los registros de tiburones con heridas causadas por peces espada, los expertos continúan analizando las interacciones y los posibles cambios en su entorno.
Perseguido por un perro
El ejemplar fallecido es el mismo que se hizo viral en redes sociales durante este pasado fin de semana por ser perseguido por un perro que se lanzó al agua para jugar con el tiburón, que estaba nadando a escasos metros de la orilla.
En el vídeo se aprecia como el tiburón de pequeñas dimensiones, que había obligado a salir del agua a los bañistas momentos antes, se desplaza lentamente por el agua cuando de repente un golden retriever salta al agua y empieza a nadar hasta alcanzar al animal marino ante los gritos de angustia de los asistentes.
"¡No, perrito!, se puede escuchar repetidamente a un niño en las imágenes mientras el can trata de dar con el tiburón, que parece no enterarse de su presencia.
En su breve persecución el animal consigue alcanzar al tiburón debido al pausado ritmo de este y, una vez a su altura, intenta morder su aleta trasera sin éxito.
Para el alivio de los presentes, el tiburón parece no percatarse de su presencia y continúa su camino sin ni siquiera girarse, mientras que el perro decide poner fin a su aventura acuática y regresar nadando a la orilla.