Dejamos atrás las fallas celebradas en el conjunto de la Comunidad Valenciana, con especial significación en el ‘Cap i Casal’. Para unas poblaciones supuso reanudar su fiesta del fuego tras dos años de ausencia. Para otras, entre ellas Valencia, la ocasión para recuperar el calendario habitual, después de la valiente y exitosa experiencia de septiembre. Y he de decir que esta curiosa circunstancia, quizá favoreciera que aquellas insólitas fiestas veraniegas, acapararan una ilusión suplementaria, que en esta ocasión ha pillado un poco a contrapelo.



Sea como fuere, y con la incidencia de clima adverso -aunque no tanto como se preveía-, se celebraron las Fallas de Valencia 2022, en la que los artistas alicantinos hicieron un más que meritorio papel en las cerca de 50 obras grandes e infantiles, la mayor parte de ellas -sobre todo infantiles- justamente galardonadas.



Atesoramos cuatro premios de mejores ninots de sección, el primer premio de la categoría 5ª B para Pelayo-Matemático Marzal (José Fco. Gómez Fonseca), el triunfo de la sección 20 de infantiles para Carcagente-Compromiso de Caspe (Alejandro Cano), e incluso un primer premio de ingenio y gracia de la sección 17 de fallas infantiles para Murillo-Palomar (Sevior & Priol Arts), entre otros notables galardones. No está mal la cosecha.

Falla Pelayo-Matemático Marzal (Autor José Fco. Gómez).

Falla Pelayo-Matemático Marzal (Autor José Fco. Gómez).

Más allá de esta impronta plástica alicantina, que estoy seguro irá creciendo en años sucesivos, hay algo que en cada edición fallera me llama poderosamente la atención, y para bien. Se trata del de la consolidada, sincera y saludable vertebración que se produce entre el mundo fallero y el foguerer alicantino.



No siempre fue así. Recuerdo incluso cuando era pequeño y vivía en Valencia, como llegué en ocasiones a las manos con compañeros de colegio, siempre en inferioridad de condiciones defendiendo a mis Fogueres. En los ochenta, coincidía por un lado un evidente desapego en Valencia hacia sus vecinos del sur, con un desprecio en nuestra capital hacia la ciudad del Turia. Fueron los lamentables años del ‘Puta Valencia’, por fortuna guardados en el desván del olvido.

2021. Pelayo-Matemático Marzal (J. Fco. Gómez Fonseca).

Hay que reconocer que sería una vez entrados en los 90 y, sobre todo, una vez llegado el Partido Popular a la Generalitat, cuando de un lado se igualaría institucionalmente ambas celebraciones. Pero lo principal, lo más hermoso de todo ello, vino de mano de los propios colectivos fallero y foguerer.



A partir de aquellos años se disipó esa molesta neblina que nos separaba, y fallas y hogueras valorarían con sinceridad antes lo que les unía que lo que les separaba. Y es cuando se fueron generalizando los hermanamientos -hasta entonces minoritarios- faceta en la que Alicante posee ventaja, ya que al albergar Valencia muchas más comisiones, le resulta más fácil consolidar estas uniones festeras.



Resulta muy fácil recorrer las calles de Valencia en fallas y toparse con foguerers alicantinos, pero esa misma circunstancia se produce en junio en Alicante con nuestros hermanos valencianos. Nos quedan tres meses para fiestas, y son muchos los falleros que me han señalado que están como locos por que llegue junio.



Y es que desde hace ya bastantes años, se ha consolidado algo que en su momento definí como entender las fallas como el prólogo para los foguerers, y la llegada de les fogueres como el epílogo para el mundo fallero. Bendita vertebración, que lo único que ha conseguido es hacer más grandes ambas fiestas. Que así sea por muchos años.