El mes de septiembre de un año preelectoral es el momento en el que las organizaciones políticas empiezan a calentar motores de cara a los comicios. Pero quizás esta vez los malos augurios económicos que se ciernen sobre Europa a causa de la guerra en Ucrania estén ralentizando este proceso.
A tenor de las últimas encuestas el PPCV tiene la mejor posición de salida a nueve meses de las municipales y autonómicas. En el bloque de centroderecha parece captar la mayor parte de los apoyos que hace tres años y medio tuvo Cs y contrarrestado el efecto nacional de Vox.
Su líder, Carlos Mazón, no tiene contestación alguna ni en la organización autonómica ni en la nacional y se está esforzando semanalmente extender su mensaje desde Alicante a Valencia y Castellón, donde lo tiene más difícil que en su propia tierra. Al frente de la Diputación su gestión ha sido más que correcta, habiéndose puesto al frente de las principales crisis en la provincia: DANA, pandemia e incendios.
En el municipio de Alicante, el también popular Luis Barcala parece que cumplirá con margen su compromiso de sacar adelante las dos contratas más importantes del Ayuntamiento para los próximos años. Mantiene una línea de gestión moderada que le ha permitido gestionar la ciudad sin apenas sobresaltos con la oposición, y mucho menos con sus socios de Cs y el apoyo puntual de Vox.
El PSPV-PSOE de Ximo Puig en la Generalitat parece que lo tiene más complicado. Según las encuestas, más porque se desinflan sus socios que por los errores propios. Y es que sin el plus que aportó Compromís en 2019 al Gobierno Botánico gracias en buena parte a la imagen de Oltra en diferentes sectores de la izquierda, el castellonense no habría podido gobernar.
Por otro lado, ¿le pasará factura al presidente de la Generalitat el turbio asunto de las ayudas autonómicas a su hermano? ¿Y el caso Azud que con toda diligencia está siendo tratado por una persona de la máxima confianza de Puig como es Manolo Mata? Es más, ¿contará con el apoyo de Pedro Sánchez para imponer a sus candidatos locales? Son incógnitas todavía por resolver.
En el ámbito local, ya pueden los socialistas buscar un mirlo blanco si quieren tener alguna posibilidad en mayo. Eso sí, esta vez de la mano de Ángel Franco, no como con Sanguino, porque al final el leonés es como la banca en los casinos, nunca pierde. ¿María José Adsuar? Ojalá, pero mucho me temo que volverá a primar la lealtad sobre la valía.
Compromís no sólo no tiene ya a Oltra, sino que su imagen está por los suelos después de que su líder (y parte de su equipo en Conselleria) tenga que responder en los tribunales por el supuesto encubrimiento de un abusador de menores que a su vez era marido de la entonces vicepresidenta. Si las sospechas de corrupción están penadas por el electorado, las de índole sexual con menores son demoledoras.
Y Podemos, como ya he dicho en esta misma tribuna alguna vez, ni está ni se le espera. Si pasaba inadvertido en la Comunidad Valenciana desde que empezaron a ver las costuras de su líder Pablo Iglesias, peor está ahora en que no tiene ningún tipo de liderazgo ni autonómico ni nacional, con la ministra Yolanda Díaz tratando de hacerse con los restos del naufragio.
De Vox, por lo menos tenemos claro que sigue con sus cuitas internas en las que por primera vez la dirección nacional ha respaldado al teniente general Manuel Mestre frente a su síndica parlamentaria Ana Vega. ¿Podrá el efecto Feijóo restar apoyos al partido de Abascal? Queda mucho tiempo por delante. Ya veremos.