Finalizan las jornadas profesionales en Fitur 2023 y la feria madrileña demuestra un año más que es una gran Hoguera de vanidades donde lo que cuenta es estar, dejarte ver, independientemente de los contenidos anunciados. Sobre todo, en la parte institucional, más que en el sector privado para el que la cuenta de resultados importa más que el ego y la foto.
Como siempre, mucho anuncio para la provincia de Alicante y sus 141 municipios (algo extensible a toda la Comunidad) que bien podría haberse hecho en la provincia de Alicante, sin necesidad de desplazarnos 400 kilómetros para vernos las caras los mismos de siempre. Confiemos en que en las dos jornadas dedicadas al público en general se pueda recuperar algo de lo invertido.
Porque al final, en un escaparate tan amplio, los mensajes se diluyen. Hay tanto que contar en tan poco tiempo (y más en año electoral), que todo anuncio caduca en apenas unas horas.
Aun así, Fitur se ha convertido con el paso del tiempo en una feria más contenida y profesional de lo que lo era hace 20 años, cuando todo el mundo "tiraba con pólvora de rey", gastaba sin control y se exhibía como un pavo real por los stands. Las crisis económicas han servido para algo más allá de destrozar la vida a muchas familias.
Afirma la gran patronal hotelera de la Comunidad Valenciana, Hosbec, que para los profesionales del sector la feria ha servido para corroborar que "en 2023 volveremos al crecimiento en número de reservas y la cifra total de ventas superará sin duda a las del 2019".
Buenas noticias entonces para un sector amenazado por el Gobierno Botánico del socialista Ximo Puig con ser los "pagadores de la fiesta", gracias a ese impuesto autonómico más para las empresas que la izquierda trata de vender como una simple "tasa municipal" para quienes realmente generan riqueza y empleo en la Comunidad.
Más le vale al sector turístico de la Comunidad Valenciana que el Gobierno de Pedro Sánchez ponga un poco de sensatez y contención a la inflación, porque de lo contrario el turismo nacional se verá afectado en este ejercicio como no lo ha estado en la última década, pandemia aparte.
Por cierto, da envidia ver como otras comunidades autónomas como Andalucía, por ejemplo, han ordenado este año sus stands, todos juntos, con amplias zonas centrales y laterales de networking. El pabellón 5 casi entero era suyo, mientras que la Comunidad Valenciana mostraba su oferta deslavazada, en varios pasillos, con otras comunidades. Turisme debería valorar esto en años futuros.