Parecía que el mundo de les Fogueres se mantenía al margen, más relajado, a ese torbellino que domina la actividad social que nos rodea. A esos denominados tiempos líquidos que casi de un día a otro derrumban y proponen un nuevo escenario, que hasta ese mismo momento podía parecer inexpugnable. El hecho es que esta semana, este síntoma, este estado de las cosas, ha llegado a nuestro fuego de junio.
Los acontecimientos vividos en los últimos días, que van a desembocar en el definitivo adiós del hasta ahora concejal de Fiestas del Ayuntamiento de Alicante, puede decirse que cierran un largo periodo que no solo se circunscribe a estos últimos cuatro años, sino que se entiende a los siete precedentes que en que el protagonista de estas líneas encabezó la Federació de Fogueres.
Un ámbito en el que un indudable entusiasmo y entrega, estuvo siempre acompañado de unas directrices marcadas con guante de seda y hierro a partes iguales. Podría tener como oportuno cierre ese más que considerable aumento de la subvención municipal a las hogueras, en las que dicho edil ha puesto todo su empeño, algo que le honra.
Ha sido un ámbito que meses atrás denominé “Neovalcarcelismo”, y que ha marcado los últimos tiempos en nuestras fiestas oficiales. Ello motivó decisiones en ocasiones controvertidas, ante las que en ocasiones me he mostrado abiertamente crítico, pero que estoy convencido se han ejecutado siempre con la mejor de las intenciones. Solo el paso del tiempo determinará el grado de acierto de los cambios y modificaciones marcadas durante esta larga década festera.
De forma no siempre conectada pero tampoco del todo inocente, esta situación ha vuelto a traer a la actualidad la cercanía de las próximas elecciones al órgano rector de les Fogueres, que tendrán lugar en la primera quincena de agosto. Lo que inicialmente se promovía como un sencillo trámite, en el que la única candidatura conocida por todos iba a investirse sin mediar votación.
Sin embargo, el escenario se ha roto al aparecer otra más que probable lista y, lo que es más importante, esta se plantea con la seguridad no solo de que habrá votación. Sobre todo, lo que se dirime es que hay partido. Que el resultado no está escrito. Y, lo que es más importante, que se puede plantear la posibilidad de un resultado final muy diferente al que todos podríamos prever.
De tal forma, para el mundo de las Hogueras resulta muy importante el desenlace final de las cada vez más cercanas elecciones municipales, sus posibles pactos, y dirimir quién ocupará la codiciada responsabilidad municipal de fiestas. Algo que, guste más o menos, sin duda tendrá un giro distinto al vivido en esta compleja legislatura dominada por la vivencia de la pandemia.
Pero lo importante se centrará en esas próximas elecciones -las federativas, no vayan a pensar mal-, ante las que surgen no pocas interrogantes ¿Ganará el que se postuló primero?, ¿Lo hará el posible candidato conocido en los últimos días? ¿O será todo ello, y la propia mutación del escenario de fondo, la oportunidad para que dé el salto definitivo el nombre que desde hace bastante tiempo se encuentra en la boca de todos los mentideros foguerers?
En una semana se ha iniciado una transición forzosa. Se avecinan semanas e incluso unas próximas fiestas apasionantes. ¿Será el momento definitivo de recoger cable o, en su defecto, de asistir a una atronadora traca terremoto festera? Pronto lo sabremos.