Así rezaba la programación televisiva nacional en tiempos por fortuna ya superados, cuando anunciaban el fin de cada emisión. Estas líneas preceden a la que va a ser mi última Cañita Voladora, después de cerca de dos años casi ininterrumpidos, y un total de 88 colaboraciones semanales, en las que he ido combinando mi mirada sobre la actualidad de les Fogueres, y también -quizá lo que más me gustaba- evocar pasajes y hechos del pasado de la misma.
Y es curioso como el destino parece abrir y cerrar un ciclo sin pretenderlo, puesto que la primera de estas colaboraciones, en las postrimerías de noviembre del 21, titulada El cambiazo, criticaba abiertamente una de las decisiones más equivocadas generadas por nuestras fiestas en bastantes años a la redonda; la modificación de las fechas tradicionales del calendario previo a las celebraciones centrales de junio.
Algo menos de dos años después, en la asamblea celebrada el pasado día 5, una propuesta arbitraria y sin sentido -aunque, hay que señalarlo, avalada por las comisiones, de la misma manera que ahora se ha suscrito su reversión-, puede decirse que ya forma parte del pasado.
En aquel entonces, nos encontrábamos aún a siete meses del reencuentro con las fiestas, tras las ausencias de 2020 y 2021 por la Covid19, y ahora iniciamos un nuevo ciclo federativo, en el que lo ilusionante o lo inquietante -táchese lo que no proceda- según de quien proceda la mirada, se aviene a nuestra celebración.
Lo importante, qué duda cabe, es que nuestras hogueras se mantengan vivas y abiertas siempre a la reflexión. Y algo de ello hemos intentado en esta humilde tribuna semanal, en la que la crítica -siempre argumentada- ha ido acompañada de la evocación. No soy el primero en señalar aquello de “Un pueblo sin pasado es un pueblo sin identidad”. Por ello, me alegra la acogida albergaba cuando estas ‘Cañitas’ han recordado elementos de nuestro pasado, quizá demasiado olvidados hoy día por el mundo festero.
Llegada la hora de la despedida, agradecer muy sinceramente a Héctor Fernández, director de EL ESPAÑOL de Alicante, su cálida acogida, la oportunidad de integrar en el medio una mirada personal y permanente sobre las fiestas oficiales de Alicante. De permanecer entre sus contenidos una llama siempre viva, y permitiéndome hacerlo en todo momento con absoluta libertad.
Y, por supuesto, no hay mejor manera que finalizar estas líneas, que agradeciendo la acogida semanal de cientos y cientos de lectores. Unos seguidores estos, que incluso en no pocas ocasiones se extendieron al mundo fallero -tan cercano y vertebrado con el nuestro-, y que tenían en estas pequeñas crónicas una cita que seguían ya como costumbre habitual.
Llega la hora de recoger el cable del presente y el pasado de les Fogueres cada semana en esta tribuna virtual. No descartamos en el fututo y de manera esporádica, proseguir hablando de este y otros temas ¡No solo de hogueras vive el hombre! Sin embargo, es el momento de detenerse mientras, por supuesto, nuestra cita de junio sigue viva.
¡Feliz fuego y feliz fiesta!