Vaya por delante que estoy a favor de que la Universidad de Alicante (UA) pueda ofrecer el grado de Medicina. Pero la polémica estéril y cainita que se ha abierto esta semana después de que la Generalitat Valenciana se haya "allanado" en el recurso de la Universidad Miguel Hernández (UMH), no responde a argumentos lógicos y racionales. Solo tiene sentido en la impotencia de la izquierda de salón alicantina (izquierda caviar o izquierda de Cabo Huertas, esa que pontifica desde sus privilegios con una supuesta superioridad moral que en realidad no existe). Y, sobre todo de su aparato mediático, creyéndose poderoso para imponer sus caprichos en la opinión pública como lo hacía en otras fechas.

El gobierno autonómico de Carlos Mazón (PP) tiene en su poder un informe legal de la Abogacía de la Generalitat en el que se demuestra que el decreto de Ximo Puig para otorgar Medicina a UA fue dictado sin los informes preceptivos. No se trata de si era una decisión justa o injusta, se trata de si fue legal o no. O lo que es lo mismo, queda negro sobre blanco que hubo arbitrariedad por parte del PSPV-PSOE en este asunto y obviarlo supone un claro delito de prevaricación.

La rectora de la UA, Amparo Navarro, se ha visto empujada a criticar la decisión de Mazón porque en el próximo otoño se presenta a la reelección en unos comicios universitarios. Pero podría haber tenido más cautela eligiendo aliados porque mucho me temo que no le serán de mucha ayuda cuando los necesite.

Navarro podría haberse esperado a la inminente decisión judicial, pero hay quienes claramente desbancados del número uno de las audiencias, se han erigido en sus valedores dando la falsa apariencia de que todavía mandan en el "ecosistema informativo" al que tanto les gustaba referirse a algún miembro del antiguo ejecutivo valenciano.

¿Qué es entonces lo que pretende la izquierda caviar alicantina y su aparato mediático? En mi opinión, intentar que Mazón yerre y así poder arremeter contra él, incluso judicialmente, en un futuro. Y mientras tanto, poner al Gobierno autonómico presidido por un "alicantino" en contra a la sociedad "alicantina" esgrimiendo un falso agravio de hace 40 años plenamente superado por los "alicantinos" actuales.

La izquierda caviar de Alicante, con mucho menos talento que el demostrado por su presidente del Gobierno para mentir y embaucar, utiliza sus mismas tácticas: dividir a la sociedad para ganar. Radicalizar, enfrentar a los alicantinos. "Cuanto peor, mejor", absolutamente impotente para convertirse en una alternativa a los alcaldes, presidentes de la Diputación y el Consell de la Generalitat Valenciana. 

Con lo que no contaban eran que Mazón tiene un "plan b" y fuerza suficiente para que alcaldes, empresarios o sindicatos se pongan de su lado, como lo está el sentido común, señalando a las claras que se ha fabricado una polémica inútil mientras asistimos a espectáculos verdaderamente preocupantes como el del concierto catalán (de lo de Puigdemont mejor no hablar) que van a detraer fondos para sanidad y la educación en la Comunitat Valenciana. Un plan b que pasa por el consenso y el acuerdo de ambas universidades en un objetivo común, un campus interuniversitario de Ciencias de la Salud. 

Un plan que se centra en el futuro en vez de utilizar política y mediáticamente el bucle melancólico de un pasado que solo les importa a los que fueron algo (y ya no) antaño. Un plan que puede resolver problemas como el de la falta de médicos, en vez de enfrentar a los alicantinos entre sí con agravios superados.